La Parábola del Sembrador (Estudio Bíblico)

Las enseñanzas del Maestro siempre se han caracterizado por su profundidad, la cual no da lugar a objeciones y mucho menos a contradicciones. Estas son muy certeras cuando tratan asuntos muy delicados acerca del pensamiento y el comportamiento de las personas, y es por este motivo que el uso de las parábolas es crucial para lograr un cambio en dichos asuntos a corto y largo plazo, que generaran cambios que ni siquiera se tenían pensados.

La Parábola del Sembrador
La Parábola del Sembrador

Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.

Mateo 13:3-9 RV 1960

Se dice que una parábola puede representarse como un cuadro de la vida cotidiana,  que inmediatamente capta la atención del lector, y al verlo detenidamente, se convierte en+ un espejo que refleja su condición espiritual a tal punto que es necesario seguir observándolo, hasta que le brinde una respuesta o una solución para su condición. 

La parábola del sembrador fácilmente podría considerarse como el eje central o la columna vertebral de todas las enseñanzas de Jesús a través de este genero literario, ya que si comprendemos esta, comprenderemos el resto. Esta parábola nos revela la condición y el accionar del corazón humano ante la predicación y el avance del evangelio, por lo tanto es la parábola de las parábolas, que resume la reacción humana y al mismo tiempo nos ayuda a distinguirlas por la buena o mala voluntad con que reciben las nuevas espirituales.

Jesús centra sus enseñanzas en el corazón del hombre, para cambiarlo o sanarlo, dado que la mayoría de los pensamiento y enfoques están en él, y no en la conciencia como debería serlo, en pocas palabras, el ser humano siempre actúa por sentimientos o impulsos.

Analogía

En esta enseñanza, el corazón del hombre es representado por la superficie en la que es sembrada la semilla (La Palabra de Dios). Al igual que cualquier sembrador en la antigua Palestina, esta practica era justificada. Mas de alguno pensara que lo primero que se debe hacer antes de lanzar las semillas, es arar la tierra, pero esto se hacia cuando la tierra ya se había trabajado antes. En este caso la semilla es lanza por primera vez para comprobar la fertilidad de la tierra, lo que nos lleva a pensar que el Sembrador decide esparcir las semillas indiscriminadamente, sin seleccionar la tierra, pensando que cada superficie tiene la oportunidad de recibir la simiente.

Este pensamiento, invalida inmediatamente el legalismo cristiano actual, que se  ha encargado de seleccionar, a los que según ellos, pueden recibir la Palabra y dejar por un lado a los que no la merecen o no la entienden, a pesar de que el Sembrador hace todo lo contrario y decide lanzar las semillas a todas las superficies por igual, dándoles a cada una, la oportunidad de recibirla. Cada superficie representa a los 4 tipos de corazones con los que el creyente puede encontrarse en medio de una predica.

La Parábola del Sembrador

El Corazón Ateo

Este tipo corazón se reconoce con facilidad, ya sea por la mala reacción que tiene al escuchar la palabra o porque simplemente no existe una mínima preocupación por escucharla. Estos son el camino por cual transitan todas las ideas o pensamientos filosóficos humanos, revestidos de éxitos e innovación, pero que en realidad son como una rueda para hamsters, que solamente gira pero no transciende mas allá del materialismo y la mortalidad. Se le puede catalogar como Ateo a tal persona, no tanto, porque no crea en el Dios Bíblico, sino que simplemente es incapaz de creerlo, tomando en cuenta que su corazón recibe una gran cantidad de enseñanzas (en su mayoría, humanas) que lo hacen divagar y endurecen su corazón, a tal punto de ser insensible a las nuevas enseñanzas espirituales que de por si caen en una terreno estéril, rara vez se les puede ver interesados en la predica.

Las aves del cielo o el enemigo solo son figuras simbólicas, de como este corazón pierde con facilidad las riquezas espirituales, ya que para el enemigo no representa un gran trabajo arrebatarle dichas riquezas, el mismo las deja escapar. Un ejemplo para este tipo de corazón, serian los millones de seres humanos que ni siquiera están interesados en recibir una enseñanza nueva, no como una imposición religiosa, sino como un regalo que podría cambiar sus vidas.

Delante de cada persona hay un camino que parece correcto, pero termina en muerte.

Proverbios 16:25 NTV

Parábola del Sembrador

El Corazón Conmovido

A este tipo de personas les basta con un poco de espiritualidad, para acercarse a un altar y recibir la enseñanza con jubilo. El problema radica en la aceptación de la enseñanza espiritual, porque en ningún momento este corazón es quebrantado intelectualmente, sino solo sentimentalmente. De no ser así, este tomaría la enseñanza con seriedad y responsabilidad, reconociendo que es necesario cambiar su mentalidad y comportamiento, no porque la emoción así lo indique, sino porque su conciencia lo hace razonar sobre su condición pecadora.

Al no haber ningún cambio genuino en este corazón, es fácil identificar el origen de las debilidades que sufre, cuando le toca afrontar las situaciones complicadas de la vida, ya sea enfermedad, crisis, soledad o persecución, en donde la Palabra germino a medias por la poca tierra fértil que había, antes de encontrarse con las piedras de la insensatez. Un ejemplo de este tipo de corazón, podría ser el pueblo de Israel, durante el Éxodo, que no supo lidiar con las dificultades y termino por corromperse, dejando muy en claro que nunca existió un compromiso genuino con Dios, sino solamente emociones.

Parábola del Sembrador

El Corazón Convencido

Para que la semilla pueda dar frutos, es necesaria una tierra rica en minerales libre de toda plaga o contaminación, que ponga en peligro su crecimiento. Recordemos que la primer superficie de la parábola era dura o infructífera (Muerta espiritualmente), la segunda era fructífera a medias (Insensata), pero esta tercer superficie si era muy fructífera, tanto que hasta permitió que otras plantas crecieran en ella, sin pensar en el cuidado de la buena semilla que se le había dado.

Ningún creyente puede excluirse de las circunstancias cotidianas que afronta cualquier persona, ni por el hecho de ser considerado cristiano. Hay un pequeño detalle  que se pasa por alto, cuando se analiza esta parábola, y es la función de los sembradores luego de lanzar las semillas en las distintas superficies (si se toma como base este simbolismo, es necesario continuarlo como tal). El Señor al ser el Sembrador, se ve en la necesidad de probar la tierra en la cual callo la semilla, con el fin de determinar si de verdad sera capaz de dar fruto y si se encuentra en buenas condiciones, para ello el Señor le da un tiempo determinada a cada creyente para tomar decisiones cruciales en su vida, a fin de no tener que lidiar con problemas innecesarios cuando el objetivo es servirle en su santa obra.

Sobre este corazón es imposible no mencionar la famosa "Doble vida", en donde se intenta llevar una vida cristiana devota, de la mano con una vida secular, que en el peor de los casos, se utiliza el evangelio para cumplir ciertos objetivos materiales. Esto no es nada mas que una perdida de tiempo para la persona que intente hacerlo, porque el resultado material si va a satisfacer sus deseos, pero al mismo tiempo estará condenando por tal atrevimiento, al convertir el evangelio en una falsedad para su propia vida. 

Hasta este punto la Palabra ya ha habrá sido sofocada por los deseos personales. Un ejemplo para este tipo de corazón, seria Judas Iscariote, quien en su momento fue un apóstol de Jesucristo, realizando milagros y predicando el evangelio, convencido de que Jesús era el Hijo de Dios, lo lamentable de este gran ministerio, fue la codicia que enveneno su corazón e hizo que la Palabra no tuviera mayor importancia para su vida, sofocándola por completo. El punto mas bajo de este ejemplo, fue el haber vendido al Redentor del mundo por 30 monedas de plata, el mismo precio que tenia un esclavo en ese tiempo.

Parábola del Sembrador

El Corazón Convertido

La cosecha tan deseada del Sembrador llego a darse hasta la ultima superficie, que contaba con una capacidad enorme de recibir la buena semilla y dar frutos. Este tipo de corazón reunió las pocas cualidades del resto y las complemento con una conversión genuina al evangelio de Jesús, para darle lugar a la tan dichosa santificación, al no tener  ningún espino (afán) que sofoque la buena semilla mas adelante, también una fe muy profunda, para que la raíz se expanda y permanezca en la tierra, y por ultimo un compromiso con la enseñanza que ha recibido, de manera que este preparado para recibir las innumerables enseñanzas que el Sembrador aun esta por sembrar en dicho corazón.

Estas personas son de las que no se conforman, cuando de crecer espiritualmente se refiere. Cuando Dios les revela una verdad o un misterio del Reino, inmediatamente se produce en ellos un interés por descubrir el resto de las verdades. Deciden no quedarse estancados en la sola enseñanza, sino en ser participes de las experiencias espirituales, que están preparadas para aquellos que perseveran en la verdad.

 La Cuestión del Fruto

Un detalle que no debe pasar por desapercibido, es la manera en que estos oidores de la Palabra, dan fruto: "y dio fruto, cual a ciento, cual a sesenta y cual a treinta por uno". Un pensamiento erróneo que ha tomado la iglesia actual, es la de comparar los dones espirituales o ministerios que tiene cada creyente en la congregación, en donde tratan de ponerlos a un mismo nivel, como si fuera un nuevo estatus. El problema es que este tipo de comparaciones solamente crean discordias entre los cristianos. La parábola nos deja muy en claro que no todos dan la misma cantidad de fruto, no porque sus esfuerzos sean ineficientes o tengan una espiritualidad muy baja, sino que simplemente a cada uno le fue dado una cierta media de gracia y de fe para obrar (Romanos 12:6-8).

Es aquí, al final de esta parábola en donde podemos comprender la trascendencia que esta tiene en la "Gran Comisión", mostrándonos como lucen los corazones desde una perspectiva espiritual ,durante la predicación del evangelio, razón suficiente para no sorprendernos ante la reacción de las personas, de lo contrario solo demostraríamos nuestra ignorancia ante una de las principales verdades dentro del cristianismo.

La Parábola del Sembrador

Conclusión

Esta enseñanza también es de suma importancia al momento de analizar el resultado de un sermón, para descartar todo tipo de culpa, ya que no siempre tenemos la capacidad de determinar el corazón de cada persona a la que se le predicara, aunque tampoco es nuestra responsabilidad, dado que el Sembrador nos demuestra que la enseñanza debe de darse indiscriminadamente y que el resultado de la siembra depende de la obra del Espíritu Santo y de la disposición que tengan las personas de aceptarla. En si, la superficie o el corazón puede llegar a condenarse a si mismo.

La reflexión final no debe desalentarnos, si tomamos en cuenta que 3 de cada 4 corazones fueron infructíferos dentro de esta parábola, lo que nos lleva a pensar que esta enseñanza se enfoca en el Sembrador, más que en la tierra que recibe la semilla, por  motivos de una preparación seria, para que este no sea tomado por sorpresa y se desanime en la labor. Para ello tenemos varios ejemplos en el llamamiento de todos los profetas que fueron enviados a Israel, en donde Dios les advierte que la mayoría del pueblo los iba a ignorar o a despreciar por la predicación que tenia como fin, la conversión del pueblo escogido.

La expresión "el que tenga oídos para oir, que oiga", es de las que más se repite en las enseñanzas de Jesús para  dar a entender la pésima condición de los corazones,  como para no aceptar las enseñanzas y ponerlas en practica, a pesar de que las parábolas ofrecían grandes facilidades para una correcta comprensión, 

La Biblia nos ofrece un corto verso muy certero de otra parábola, para resumir esta importante enseñanza dentro del plan de la salvación;

Pues muchos son los llamados, pero pocos los elegidos.

Mateo 22:14 NTV

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