Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse. Les dijo: "Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie. En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hágame usted justicia contra mi adversario”. Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie, como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible” Continuó el Señor: "Tengan en cuenta lo dicho por el juez injusto. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?"
Lucas 18:1-8 NVI
Un verso antes, de esta parábola el Señor ya les había dicho el motivo por el cual se las narraría (Perseverancia en la oración), utilizando las características de una viuda y de un juez perverso.
La Necesidad de la Viuda
Las viudas y los huérfanos formaban la parte más vulnerable de la nación de Israel en aquel entonces, y tanto los profetas del Antiguo Pacto como los apóstoles del Nuevo Pacto insistieron que debían atenderlos en su necesidad (Isaías 1:17) (Santiago 1:27), lo que nos lleva a pensar que eran personas que vivían de la caridad de los demás. Lo que Jesús expresa en la parábola, es a una persona con sed de justicia, que al ver la indiferencia de sus allegados, decidió ir desesperadamente al juez de la región, para hallar una solución a su necesidad, causada por una persona o varias personas.
El Adversario
La viuda hace una declaración muy interesante, ella personifica su necesidad al decir: “Hazme justicia ante mi adversario”. De acuerdo a la época, es razonable pensar que se refería a los fariseos o republicanos, quienes eran los primeros en despojar a las viudas (Marcos 12:40), poniendo como pretexto el sustento de los levitas en el Templo, a través de los diezmos, algo de lo cual las viudas estaban exentas (Deu 26:12).
El Juez Perverso
Por si fuera poco, para la viuda, la injusticia no solo estaba en la parte religiosa del pueblo, sino también en la parte política. El juez a cargo de las problemáticas de la región era perverso e incrédulo, que ignoraba todo lo que era correcto, y en ningún momento se le ve preocupado por la viuda, al contrario, su preocupación era personal. La prepotencia de este juez es increíble, ya que teniendo el poder para ayudar a la viuda, la idea nunca paso por su cabeza y termino ayudándola de manera incorrecta.
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¡Hazme Justicia¡
A pesar de la corrupción, la persistencia de la viuda hizo que la paciencia del juez llegara a su fin, hasta que este accedió a hacerle justicia. Cuando el juez injusto piensa lo siguiente: voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible, nos hace pensar que la viuda lo visito varias veces, a pedirle por la misma necesidad, hasta que no pudo sacárselo de la mente.
La Perseverancia
Jesús trata de enseñarle a sus discípulos, que no importando el lugar o situación en la que se encuentren, la justicia llegara de todos modos. Si la viuda estando en una región en la que obviamente no había temor de Dios y mucho menos justicia, logro obtener lo que tanto quiso, como se les dará a los escogidos, que cuentan con un Juez Justo, como Dios.
La idea de Jesús, no es de ir a implorarle a las autoridades en un acto de humillación, sino al contrario, al primero que se debe acudir en momentos de necesidad es a Dios, con total reverencia sabiendo que sus oídos están atentos al clamor de sus hijos.
Si los jueces perversos de este mundo ceden ante las presiones constantes, cuánto más no lo hará un Dios grande y Todopoderoso. Si hemos sentido su amor, podemos creer que El responderá nuestros ruegos.
La Perseverancia |
La Clave de la Oración
La respuesta de Dios, jamás se demora. Es imposible decir que algo se ha demorado, sin ni siquiera saber el tiempo en debe venir exactamente, es ilógico pensar eso con nuestra mente limitada (ya que no sabemos lo que nos pasará en los próximos segundos) y por nuestra falta de discernimiento espiritual (al no conocer con precisión los planes de Dios), por esta razón, la voluntad del Señor siempre será la indicada para nuestras vidas.
La clave principal para hallar la respuesta correcta a nuestras peticiones, será la fe sobre todas las cosas.
De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.
Hebreos 11:6 NTV
Insistir en nuestras oraciones hasta obtener respuesta no significa una repetición sin fin, ni estar en reuniones de oración prolongadas y tediosas, en las cuales no hay fe, sino palabrerías. La oración perseverante implica tener la certeza de que Dios responderá. Cuando vivimos por fe, no debemos rendirnos o pensar que Dios está demorando en responder, porque el conoce perfectamente lo que necesitamos y cuando obtenerlo, recuerda que no hay errores en sus planes, como si los hay en los nuestros. Al persistir en la oración, creceremos en carácter, fe y esperanza, cualidades que no todos tienen.
Para ello es mejor seguir el consejo de la Palabra:
Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.
1 Juan 5:14 RV 1960
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