Durante el año 153 d.C. Hubo un hombre llamado Policarpo (70-155 d. C), quien ejercía como presbítero de la iglesia en Esmirna, en un periodo conocido como la segunda generación de cristianos, marcada por la muerte de los apóstoles de Jesús. No sé sabe mucho acerca de su juventud y conversión al cristianismo. Se dice que fue discípulo personal del Apóstol Juan, el cual lo pondría como líder en Esmirna, según los escritos de Tertuliano y Jerónimo.
Era alguien carente de una educación formal o de alta estima, pero estaba lleno del Espíritu Santo, de humildad y de un gran celo por las Escrituras, tanto que fue uno de los que denunciaron las falsas enseñanzas de Marción, catalogado como el mayor hereje de la época, llamado "El Primogénito de Satanás", por el cristianismo en general.
Eran tiempos muy tranquilos para la iglesia, hasta que llego el día en que un grupo de cristianos de Esmirna, fueron acusados por la población romana de la provincia asiática. Se les acusaba de distintas abominaciones, que tenían que ver con la falta de devoción hacia los dioses romanos y al Cesar. La población provocó una gran revuelta en contra de la iglesia, lo que llevó al procónsul local, Estatio Quadratus, a torturar y a matar a los cristianos de Esmirna.
El primero en demostrar una fe inquebrantable ante tal situación, fue Germánico un anciano cristiano, que al declarar la gran indignación que sentía por las injusticias de Roma, fue echado a las fieras, a las cuales, Germánico provocó para que lo decorarán más rápido.
Martirio Cristiano |
La Declaración de Policarpo
Al ver tal acontecimiento, la población pidió la muerte para el líder de la iglesia, que en este caso era Policarpo, el cual huyó en repetidas ocasiones, hasta que algunos cristianos no soportaron las torturas del Procónsul y revelaron su ubicación. Antes de ir a juicio, Policarpo por revelación divina anuncio a sus hermanos, que era necesario que fuera a la hoguera.
Durante el juicio, Policarpo mantuvo una postura firme cuando se le pidió negar su fe en Jesús, con la siguiente respuesta:
- Ochenta y seis años he servido a Cristo, y nunca me he hecho ningún daño. ¿Cómo, entonces, podría yo blasfemar a mi Rey que me salvó?
Al ver la fe inquebrantable de Policarpo, Quadratus lo vuelve a amenazar, pero esta vez con lanzarlo con las fieras, y él le dijo:
- Llámalas, pues no estamos acostumbrados a arrepentirnos de lo que es bueno para aceptar aquello que esta mal.
Esto hizo que el procónsul lo amenazo con lanzarlo a la hoguera, a lo cual Policarpo contesto:
- Tú me amenazas con fuego que arde un rato y que después se apaga, pero no sabes nada del fuego del juicio futuro y del castigo eterno que está reservado para los impíos. ¿Por qué te demoras? ¡Haz lo que quieras conmigo!
Al final del juicio, los guardas se apresuraron a juntar leña y pusieron a Policarpo en medio de ella y lo amarraron.
Eusebius de Cesarea, testifico que desde las llamas se oía lo que era la ultima oración de Policarpo, que decía de la siguiente manera:
- Dios soberano, te bendigo por tomarme digno de este día y esta hora para estar entre tus mártires y beber la copa de mi Señor Jesucristo, amén.