Dios Abandona el Templo de Jerusalén

El profeta Ezequiel es testigo de una impresionante visión que representa la Gloria Divina del Altísimo, Dios de Israel En ella se ve el Trono de Dios y como el Arca del Pacto y los querubines que la custodiaban, son elevados sobre Jerusalén a causa de la profanación del lugar Santo, por todo el reino de Judá.

Y mientras yo miraba, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo, y junto con las ruedas salieron y se detuvieron en la puerta oriental del templo del Señor. La gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos.
Ezequiel 10:19 NVI

La visión tiene como objetivo, anunciarle al profeta y al pueblo entero, sobre la inminente destrucción que vendría sobre Jerusalén y su posterior purificación, dado que los últimos reinados trastornaron la fe del pueblo, al olvidarse de la Ley de Dios y de las reformas del rey Ezequías y del rey Josías. La paciencia de Dios había llegado a fin, cuando los habitantes inclinaron sus corazones a los ídolos y los sacerdotes adoraban a dioses ajenos en los atrios del Templo (Eze 8:8-12), lo que termino sellando el castigo del Señor sobre Jerusalén.

La Gloria de Dios

La Gloria Divina
Todo el cuerpo, la espalda, las manos y las alas de los querubines, al igual que las cuatro ruedas, estaban llenos de ojos. Alcancé a oír que a las ruedas se les llamaba "círculos". Cada uno de los querubines tenía cuatro caras: la primera, de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, de león; y la cuarta, de águila. Los querubines, que eran los mismos seres que yo había visto junto al río Quebar, se elevaron.
Ezequiel 10:12-15 NVI

Las cuatro caras, las alas y las manos de hombre, manifiestan las cualidades sublimes de los ministros del Señor (Los 4 Seres Vivientes); cualidades importantes para cumplir sus ministerios. La cara de hombre significa inteligencia, la del león, su coraje intrépido y el valor; el buey, su paciencia y perseverancia en la obra; y del águila, su gran visión, capaz de penetrar el alma y percibir las cosas espirituales, y su disposición para ascender a lo alto y glorioso de la divinidad. Las alas extendidas, la disposición y rapidez en obedecer las ordenanzas del Padre, sus alas recogidas, su profunda devoción y humillación delante del Altísimo, y las manos debajo de las alas, el celo santo por la labor encomendada por Dios. Todos ellos acompañando la Gloria de Dios a través de su conexión con el arca (El Carruaje), presentada como portadora de esa Gloria Divina (Eze 10:9-10) más allá de las limites del Templo de Jerusalén (Muy parecido a lo que el profeta ya había visto - Ezequiel capitulo 1).

Los Cuatro seres vivientes

La Salida del Templo
Se presenta gráficamente la Gloria de Dios saliendo del Templo. La Gloria del Padre estaba sobre la parte sur del Templo (10:3). Luego se trasladó a la entrada (El Umbral - 10:4), luego a la puerta oriental ( 10:19), y finalmente al monte al oriente de la ciudad, probablemente al Monte de los Olivos. Debido a los pecados del reino, la Gloria del Señor ya no esta mas, en el Templo.

Templo de Jerusalén

El Fuego de la Ira
Y el Señor le dijo al hombre vestido de lino: "Métete entre las ruedas que están debajo de los querubines, toma un puñado de las brasas que están entre los querubines, y espárcelas por toda la ciudad." Y el hombre se metió allí, mientras yo miraba.
Ezequiel 10:2 NVI

Había llegado la hora en la cual, la faceta que nadie quisiera conocer de Dios, se manifestaría para ser vista por toda Jerusalén, "El Fuego Consumidor" - Hebreos 12:29.

La presencia misma de Dios se haría presente al bajar de su Trono Glorioso para dar la sentencia encontrar de su pueblo ya que, como sabemos la santidad perfecta de Dios demandaba un castigo por el pecado, y aun mas si se tiene un estándar moral como los Diez Mandamientos para regirse, el cual se había violentado en distintas ocasiones de parte de la nación de Israel.

Los querubines al ser ángeles poderosos al servicio completo del Padre, serian los portadores de las brasas encendidas que fueron esparcidas sobre la ciudad. Esto representa la purga del pecado. Para Jerusalén, esto significaba la destrucción de todo el pueblo que pecó deliberadamente y se negó a arrepentirse.

La profecía principal que transmitía esta visión, se cumpliría muy poco tiempo después por los babilonios cuando destruyeron la ciudad y el Templo de Jerusalén con fuego.

Incendiaron el Templo de Dios, derribaron la muralla de Jerusalén, prendieron fuego a sus palacios y destruyeron todos los objetos de valor que allí había.
2 Crónicas 36:19 NVI

Destrucción de Jerusalén

La Restauración
Como todos sabemos, el fuego representa la purificación mas extensa y dolorosa que Dios ha empleado para rescatar a su pueblo de un fin mucho peor que la destrucción de una ciudad. En varias ocasiones, Israel ha estado a punto de ser borrado del mapa por sus constantes desvaríos e infidelidades, pero la gracia del Señor fue mas halla del pecado de Israel, al darles una oportunidad de restauración total, que se daría primeramente por las reformas sacerdotales de Esdras y la construcción del Segundo Templo, que seria testigo del cumplimiento de una las promesas mas hermosas que Dios le habría dado al pueblo escogido, y era la de una visitación personal del mismo Señor.

La grandeza de este segundo templo será mayor que la del primero, y en él se vivirá en paz. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.
Hageo 2:9 BLS

La gloria de Dios se apartó del Templo de Jerusalén y nunca más estuvo completamente presente hasta que Cristo mismo lo visitó en los tiempos del Nuevo Testamento. La santidad de Dios requirió que El abandonara el Templo porque el pueblo lo había profanado demasiado. Dios tuvo que destruir completamente aquello que el pueblo había pervertido a fin de que la verdadera adoración fuera renovada.

Para ello debemos comprometernos nosotros mismos, nuestras familias, nuestras iglesias y nuestra nación a seguir a Dios fielmente para que nunca experimentemos el abandono de Dios, que en esta ocasión seria nuestro ser, que es el Templo del Espíritu Santo.

Jesús en el Templo