El Palacio de los Enfermos: Según el Talmud Babilónico y el Zohar

Una de las alegorías más hermosas, escrita por el Sanedrín acerca de las profecías mesiánicas, es sin duda alguna la del “Palacio de los Enfermos”, en donde se describe la obra redentora que todo el pueblo judío esperaba durante y luego del exilio en Babilonia. En el Zohar, “El dolor del Mesías”, el rabinismo nos explica la alegoría del Palacio, con los siguientes detalles:

Cada sábado las almas del paraíso de abajo visitan un lugar llamado, “Los Muros de Jerusalén” donde están apostados muchos otros ángeles custodios, tal como está escrito en Isaías 62:6, Sobre tus muros Jerusalén, he colocado centinelas. Ellas no pueden entrar en la región al no estar purificadas, estas almas regresan al paraíso y ven de nuevo como los cuerpos de los culpables son castigados, después ven a los que sufren, a los que están enfermos y a los oprimidos por su fe. Tras ver, a estos hombres apenados, van a contárselo al Mesías.

Cuando las almas relatan las penas de Israel en el exilio y cuando le notifican al Mesías sobre la gran cantidad de culpables existentes entre los israelitas que no quieren reconocer a su Señor; el Mesías alza su voz en llanto por ellos, como está escrito, Él esta trastornado por nuestros crímenes y deprimido por nuestros pecados (Isaías 53:5), y las almas vuelven inmediatamente a su lugar.

En el Paraíso hay un lugar llamado “El Palacio de los enfermos”, el Mesías entra en él y va llamando a todas las enfermedades, dolencias, sufrimientos y penas, una por una para que se abatan sobre su cuerpo y estas se abaten efectivamente sobre Él.

Si no le hubiera sido encomendado sufrir sobre sí mismo, los castigos que merecen los israelitas, nadie podría soportar los castigos infringidos por los pecados cometidos, por ello añaden las Sagradas Escrituras: Nuestras enfermedades sobrellevo y nuestros dolores cargo (Isaías 53:4).

Y añade…

Cuando Israel vivía en Tierra Santa y ofrecía sacrificios, estaba a salvo de las enfermedades y de todas las penas por el mérito de las ofrendas; ahora es el Mesías el que carga con el dolor y las penas de todo el mundo.

Conclusión 

Los rabinos llamaban al Mesías como el “Sabio Sufriente o el Sabio Leproso”, lo cual no es un término despectivo o de burla, sino como un título relacionado con la purificación o santificación del pueblo judío y del mundo entero, en donde Dios le daría la oportunidad a Jesús el Mesías de salvar a las almas, pero siendo castigado severamente, lo que se le conoce como “El Castigo del Amor, por lo tanto, cuando un alma peca, Jesús va de inmediato delante del Padre en busca de misericordia.

Gebhard Fugel