La Profecía más Segura (Explicación)

La voluntad y el deseo de Dios, ha sido siempre un acercamiento real con su más excelsa creación, el ser humano, un acercamiento que se perdió en el jardín del Edén y que por ende ha traído una gran ignorancia espiritual a la vida del hombre. Es posible notar esta ignorancia, en el establecimiento de las religiones paganas de la antigua Mesopotamia y posteriormente en los reinos del medio oriente, como Babilonia, Persia, Media, etc. De las cuales la sociedad moderna aún conserva sus pensamientos y actitudes idolátricas.

Como todos sabemos, desde el nacimiento de la nación de Israel como el “Pueblo Escogido de Dios”, la escritura por medio de los sacerdotes y profetas, ha tenido un rol fundamental en el conocimiento del hombre sobre la divinidad y la personalidad de Dios, no solo en el medio Oriente sino en el mundo entero. 

Irmiyahu Hanaví

Muchos se ha dicho acerca de la conservación de las Sagradas Escrituras, ya sea  por las tergiversaciones de los escribas y sacerdotes antes y después de la Cautivad en Babilonia, y mucho más, en las traducciones al griego (La Septuaginta) y los idiomas occidentales. Estas transiciones no lleva a pensar que las profecías, pueden llegar a ser pocas efectivas o incompletas, tomando en cuenta que algunos textos se perdieron durante el Cautiverio y algunos pudieron haber sido retocados, pero dichos pensamientos quedan anulados por el mérito de los “Hechos”, con la cual el Apóstol Pedro afirmo la veracidad y la seguridad que había en los textos del Antiguo Pacto, más adelante serian iluminados por los textos del Nuevo Pacto.
Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.
2 Pedro 1:19 LBLA


En su segunda carta, el Apóstol aconseja a los primeros cristianos a tener diligencia y animándolos confiar en los Antiguos Escritos. Estas palabras no se basan solamente en la fe, sino en los hechos concretos de los cuales ellos fueron testigos visuales.
Porque cuando os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de su majestad.
2 Pedro 1:16 LBLA

Nos confirma la palabra profética en los hechos y en la esperanza venidera, que es el regreso del Señor, la cual tampoco se sujeta a suposiciones vanas, sino en la famosa Transfiguración, en la que Santiago, Juan y el propio Pedro presenciaron cómo sería el Señor cuando regresara a la Tierra. 
Pedro compara esa esperanza, con una lámpara que alumbra en la noche presente del infortunio. Ahora por medio de los hechos verídicos y la esperanza confirmada, podemos estudiar las Escrituras confiadamente, sabiendo que en ellas encontraremos la verdad acerca de los acontecimientos que muy pronto ocurrirán.


La Controversia Actual
Al tener la palabra profética más segura y completa de todos los tiempos, sería ilógico pensar que estamos en un tiempo en el cual la profecía sigue complementándose, teniendo como excusa la manifestación del Espíritu Santo por medio del don celestial.

Para ello debemos analizar cuando inicia y cuando termina el ministerio profético para dar a luz las Sagradas Escrituras. Lo interesante de este análisis, es que nos da la respuesta exacta acerca de cómo concluyo la Palabra Profética mas Segura para la iglesia, a través de una profecía dada por Moisés en Deuteronomio 18:15, que es una alusión clara del mayor de los profetas, Jesucristo.

El Señor es el profeta por excelencia, ya que el cerraría el ciclo de los profetas hasta Juan el Bautista y de los Apóstoles quienes llevarían sus enseñanzas y la palabra infalible del Padre a la iglesia primitiva, dando a entender que el penúltimo profeta fue Juan el Bautista y el ultimo Jesús, o sea que había una “Jerarquía Profética” ya finalizada.

Hay una clara diferencia entre los profetas del Antiguo Pacto y los profetas usados por el Espíritu Santo, los primeros pertenecían a un ministerio jerárquico (encabezado por Jesús) que portaban la Palabra infalible de Dios al pueblo al igual que a los Apóstoles quienes sellaron el “Canon Bíblico” con las profecías de los últimos tiempos en el libro de Apocalipsis. Los segundos no son ministerios jerárquicos, sino ministerios portadores del don celestial que no profetizan para complementar el Canon, sino para confirmar y dar conocimiento de lo que ya está escrito.

Por lo tanto, el decir hoy día aún existen profetas dentro de la jerarquía bíblica, es totalmente incorrecto, ya que esto negaría la infalibilidad de la Biblia, al estar incompleta y no sería la Palabra Profética más segura. En conclusión un profeta actual, por medio del don celestial jamás dirá algo que no se encuentre escrito en las Sagradas Escrituras y mucho menos tratara de contradecirla, por la enorme exactitud y seguridad que le sobra.