La Confiabilidad de la Biblia – Parte 2 (Análisis Histórico)

Otro aspecto que debemos observar es cuantas copias de manuscritos tenemos. 

A manera de comparación se utilizara nueve personajes célebres. Veremos cuantas copias tiene cada uno de sus escritos. 

• Guerras Gálicas del César: 251 copias

• Las tetralogías de Platón: 210 copias

• Los anales de Tácito: 31 copias

• Historia Natural de Plinio, el anciano: 200 copias

• Historia de Tucídides: 96 copias

• Historia de Herodoto: 109 copias

• Sófocles: 193 copias

• Demóstenes: 340 copias

¿Tiene la Biblia menos copias que los escritos de Platón y su intervalo entre el original y las copias es mayor?.

Buena pregunta. Antes de contestarla, me gustaría agregar un gráfico que puede darte una comparación con varios de los documentos o escritores más populares de la literatura antigua. Eso te dará una perspectiva más clara cuando los comparemos con la Biblia. Estos datos pertenecen a la información provista por el Christian Research Institute en el año 2012 en su artículo “The Bibliographical Test Updated”.

Obras Antiguas
Obras Antiguas
Ahora veras la obra literaria antigua secular que más copias posee:
La Ilíada de Homero
La Ilíada de Homero
La obra antigua, La Ilíada de Homero, es la obra que tiene más copias. Se dice que tiene mil ochocientas copias. Efectivamente son bastantes pero ¿se compara con las copias que se tienen del Nuevo Testamento?.
Nuevo Testamento
Nuevo Testamento 
No se debe pasar por alto este dato. Si alguien nos pregunta: ¿Cuántas son las copias de los manuscritos del Nuevo Testamento? La respuesta es 24,632 copias que se componen de 5,838 copias en lenguaje griego y 18,524 en otros idiomas.
Es asombrosa la cantidad de copias que se tienen del Nuevo Testamento. Entonces podemos afirmar que en términos de cantidad de copias, la evidencia es abrumadora en favor de la Biblia demostrando así su confiabilidad en términos de cantidad de copias. Pero hay otro aspecto que ha probado ser aún más impresionante.
Podrías decir y con razón que de nada sirve tener miles de copias si ellas se contradicen. Por eso ahora nos toca analizar el segundo factor de confiabilidad antes mencionado: 
La Exactitud del Contenido
La Biblia que tenemos ahora debería haber sido preservada intacta en su contenido. Un poco de historia nos ayudará a examinar la evidencia. 
Antes de 1947, las copias más antiguas de los manuscritos de la Biblia que se conocían eran del siglo diez después de Cristo. Eso significa que nadie podía estar seguro si lo que leíamos en una Biblia impresa del siglo veinte era exactamente lo mismo que los autores habían escrito en la época bíblica. Pero en el año de 1947, se dio un gran descubrimiento.
Al este de la ciudad de Jerusalén, se encuentra un lugar llamado Qumran al borde del Mar Muerto. Allí hay varias cuevas que por su dificultad para llegar a ellas, permitió que por muchos siglos pasaran desapercibidas. Según la versión oficial de la página electrónica de Israel “Antiquites Authority” un pastor beduino de la tribu de Ta’amireh se fue en busca de un cabrito que se había perdido. En medio de la búsqueda se encontró con una de las cuevas e intrigado lanzó una piedra en su interior. El sonido que escuchó segundos después fue como el de un jarrón cuando se quiebra. Decidió entrar y tropezó con el mayor descubrimiento del siglo.
Esta es la versión oficial porque después de indagar sobre Jum’a y Muhammed ed-Dib (los nombres de quienes afirmaron haber descubierto los rollos) se descubrió que ambos ya tenían problemas con la ley por robos y otros actos de delincuencia relacionados con la arqueología. Es muy probable que lo que realmente sucedió fue que estos tipos encontraron la primera cueva y al hallar los jarrones, su intención fue robarlos y venderlos al mejor postor.
Claro está, ellos no sabían la importancia de los rollos pero sabían dónde venderlos. Kando, un distribuidor de antigüedades beduino compró siete rollos y Sahali, otro distribuidor, compró tres rollos. Luego estos rollos fueron vendidos a Samuel, un arzobispo del monasterio ortodoxo de Siria en Jerusalén. Poco tiempo después el profesor Eliezer Lipa Sukenik, al saber de los rollos fue a investigarlos. Esto fue parte de lo que dijo al darle un vistazo a uno de los rollos:
“Mis manos temblaban mientras abría uno de ellos. Leí unas pocas oraciones en un párrafo. Estaban escritas en un hebreo bíblico hermoso. El lenguaje era como el de los Salmos, pero el texto era desconocido para mí. Seguí observando y leyendo y súbitamente me llegó el sentimiento que tenía el privilegio de mirar un rollo hebreo que seguramente no había sido leído por más de dos mil años”.  
Eliezer Lipa Sukenik

Como es de suponerse, inmediatamente comenzaron las investigaciones arqueológicas y después de varias conversaciones entre dignatarios, científicos, arqueólogos y oficiales, se llegó a la conclusión que el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto ha sido el descubrimiento bíblico más importante en términos de cultura y religión.
Este descubrimiento provocó la alegría de muchos cristianos alrededor del mundo pero al mismo tiempo despertó una idea que por mucho tiempo solo se comentaba como susurro: Si la Biblia es tan antigua, ¿cómo sabemos que lo que tenemos ahora es realmente lo que escribieron los autores? Los escépticos que se burlaban de la falta de veracidad de la Biblia decían que ahora que se habían encontrado documentos anteriores al siglo diez, la gente podría notar la gran cantidad de contradicciones que se presentarían y de esa forma demostrar la falsedad de un documento llamado por muchos “La Palabra de Dios”.
Josh McDowell en uno de sus libros explica la asombrosa manera en que Dios ha preservado su palabra: 
“Entre los rollos encontrados en las cuevas de Qumram, se encontraba un manuscrito completo del texto hebreo de Isaías. Los paleógrafos lo fechan aproximadamente como un documento del año 125 A.C. Este manuscrito tiene un intervalo de más de mil años con cualquier otro manuscrito que se tenían del siglo 10 D.C.”

Josh McDowell


Era la evidencia que se necesitaba. Los escépticos solo tenían que comparar ese texto antiguo con el del manuscrito del siglo diez después de Cristo. Así probarían los errores. 
Se utilizó el capítulo 53 de Isaías a modo de comparación entre ambos textos. Esto fue lo que se demostró:
“De las 166 palabras del capítulo 53 de Isaías, solo se cuestionan 16 letras. 10 de estas letras tienen que ver con asuntos de ortografía que no afectan el significado. 4 letras más son asunto de estilo tales como conjunciones. Las restantes 3 letras forman la palabra “luz”, la cual fue agregada al versículo once pero no afecta notablemente su significado. Además esta palabra tiene apoyo de la Septuaginta y también del otro rollo IQ IS (el otro rollo de Isaías encontrado en las cuevas del Mar Muerto)".
En otras palabras, la exactitud del texto es del 99.5%. El 0.5% restante tiene que ver con manchas de la pluma y ortografía. Eso quiere decir que después de más de mil años de diferencia entre dos manuscritos, solo se halla una palabra de tres letras en un capítulo de 166 palabras. Y esas letras no afectan el significado o el contexto del pasaje. Eso es asombroso ya que no existe ningún otro documento antiguo del que se pueda decir lo mismo. Es por eso que el cristiano puede afirmar con gran convicción las siguientes palabras: 

El cielo y la tierra pasarán, más mi Palabra no pasara.
Mateo 24:35