Por lo general se entiende que una parábola es una narrativa que tiene por finalidad transmitir verdades indispensables de ser comprendidas. Las Parábolas de los Evangelios son alegorías que contienen preceptos de carácter moral. Por este motivo Jesús las empleo constantemente durante su ministerio, ya que tenía por finalidad esclarecer mejor sus enseñanzas, mediante comparaciones con las situaciones que ocurren en la vida común y con los intereses terrenales de las personas.
El Maestro sugería así, figuras y cuadros de las cosas
cotidianas, para facilitar más a sus discípulos, por ese método comparativo, la
comprensión de las cosas espirituales. A los que lo escuchaban ansiosamente,
procurando comprender sus discursos, la parábola se les volvía un excelente
medio de entendimiento de los temas y de las exhortaciones del Maestro. Pero los
que no buscaban en la parábola la verdad que se comparaba, pues terminaban
despreciando el trasfondo espiritual. Para estos la Doctrina ni siquiera
aparecía, por lo tanto se conservaba oculta, como una perla dentro de la ostra.
De ahí la respuesta de Jesús a los discípulos que le
preguntaban sobre la razón de por qué Él hablaba por parábolas:
Porque a vosotros es dado conocer los misterios del Reino de los Cielos, más a ellos no les es dado. Pues al que tiene, se le dará y tendrá en abundancia; más al que no tiene, hasta aquello que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas, porque viendo no ven; y oyendo no oyen, ni entienden. Y en ellos se está cumpliendo la profecía de Isaías, cuando dice: Oiréis pero no entenderéis. Porque la mente de este pueblo está embotada, tienen tapados los oídos y los ojos cerrados, para no ver nada con sus ojos ni oír con sus oídos, ni entender con la mente ni convertirse a mí, para que yo los cure.
Mateo 13:11-15
Por el párrafo anterior se observa claramente que los
fariseos y la mayoría de los judíos, oyendo la exposición de la parábola, sólo
veían la figura alegórica (La Comparación) que les era presentada, así como,
quien no abre la ostra, y solo ve su superficie. Mientras que con sus
discípulos no ocurría lo mismo; ellos veían y oían la enseñanza, el sentido
espiritual que permanece para siempre; no se prendían a la figura o a la
palabra sonora, que se extingue y desvanece.
De modo que los fariseos escuchaban, pero no oían; miraban,
pero no veían;
Porque una cosa es ver y oír con los ojos y oídos del cuerpo, y otra cosa es ver y oír con los ojos y oídos del Espíritu.
Jesús y sus Discípulos |
La condición que Jesús expone, como indispensable “para que
nos sea dado y poseer en abundancia” es, como dice el texto, “nosotros tengamos”
– Pero “tengamos ¿qué? Seguramente algún principio doctrinario unido a la buena
voluntad para recibir la Verdad – “Aquél que tiene le será dado y tendrá en
abundancia.” Y el obstáculo para recibir su Doctrina es el “no tener” – no
tener la más ligera iniciación espiritual y no tener buena voluntad para
recibir la Nuevas de la Salvación.
En otros términos: oían, pero no escuchaban; miraban, pero
no veían. De modo que la Parábola Evangélica es una instrucción alegórica,
expuesta siempre con un fin moral, como un medio fácil de hacer comprender una
lección espiritual. Es, por lo menos, la opinión de Mateo cuando dice:
Jesús decía a la gente todas estas cosas en parábolas, y no les decía nada sin parábolas, para que se cumpliese lo que había anunciado el profeta: Abriré mi boca para decir parábolas y publicaré lo que está oculto desde la creación del mundo.
Mateo 13:34-35
Finalmente, las Parábolas tienen poca importancia para los
que las toman como fueron escritas; además, el sentido nunca debe ser
desnaturalizado o desviado, bajo pena de perjudicar la Idea Cristiana, por
ejemplo, al que ve en la parábola del “tesoro escondido” un medio de
enriquecerse materialmente, o en la parábola del “administrador infiel” una lección
de infidelidad, será preferible para él cerrar los Evangelios y continuar
tratando sus negocios materiales, porque pierde su tiempo con esa vaga interpretación.
La inteligencia de los Evangelios explica perfectamente la interpretación
espiritual que Jesús da a sus enseñanzas.
Si los Evangelios fuesen un montón de alegorías sin
importancia espiritual, no tendrían ningún valor, pero gracias a Dios ese no es
el caso.
Las Parábolas |