El Altar del Incienso

El Altar del Perfume o del Incienso, formaba parte de los objetos litúrgicos dentro del Tabernáculo del Testimonio y en el Templo de Jerusalén. Fue hecho de madera de acacia, pero en su superficie estaba revestido de oro fino por lo que también se le denomino el Altar de Oro. Su composición cambiaría un poco en los tiempos del Templo de Salomón, cambiando la madera de acacia por el cedro. Además, en el glorioso Templo Celestial descrito por el profeta Ezequiel se hace mención del Altar del Incienso, pero con distintas dimensiones comparado con el primer Altar (Ez. 41:22).

 

Altar de oro

Estaba situado en el Lugar Santo, junto con el Candelabro de oro y la Mesa de los panes de la proposición. Sobre este altar se debía quemar incienso santo en la mañana y en la tarde, lo cual era una figura y tipo de Jesús como perpetuo olor agradable a Dios.

 

Diseño

Sus dimensiones eran de 45 cm X 45 cm en sus lados y 89 cm de alto. El Altar tenía alrededor de la parte superior un borde de oro sobre el cual había “cuatro cuernos de oro” que salían de las cuatro esquinas superiores. Debajo del borde de oro, y en dos costados opuestos, había dos anillos de oro para insertar las varas de madera de acacia recubiertos de oro que se usaban para transportar el altar, no sin antes ser cubierto por el sacerdote con un manto azul y cuero de cabra antes de ser sacado del Santuario (Núm. 4:11).

 

Ubicación

Estaba colocado delante de la cortina que estaba a la entrada del Santuario al lado oeste en el Lugar Santo frente al Arca de la Alianza, solamente separado del velo que cubría el Lugar Santísimo (Éxo. 30:6).

 

Tabernáculo

El Incensario

El artesano Bezaleel fabrico dos incensarios, el que se usaba a diario que estaba hecho de bronce (Num. 16:39), y el que era usado en el Día de la Expiación, hecho de oro (1 R. 7:50). El incienso era puesto sobre carbones encendidos, tomados únicamente del Altar del holocausto.

 

El Incienso Santo

Era una sustancia resinosa que se obtiene de ciertos árboles de Arabia y África para utilizarla como perfume. El incienso puro era muy costoso. La mezcla usada como incienso en el Tabernáculo y en el Templo se describe en Éxodo 30:34-38. Las palabras hebreas usadas para el incienso son: qetó·reth y qetoh·ráh, que se derivan de la raíz qa·tár, que significa “hacer humo de sacrificio”.

 

Datos Rápidos sobre el Incienso

  • En los tiempos del Templo el incienso era traído de Sabá (Jer. 6:20).
  • Era un artículo de comercio a gran escala en la antigüedad.
  • La mezcla del incienso para el Tabernáculo fue dada por Dios (Éxodo 30:34-38).
  • El incienso extraño no debía ser ofrecido a Dios (Éxo. 30:9).
  • Nadab y Abiú fueron destruidos por ofrecer incienso con fuego extraño (Lev 10:1-2).
  • Nadie que no fuera descendiente de algún sacerdote podía ofrecer el incienso (Núm 16:40).
  • El rey Uzías fue castigado por ofrecer incienso sagrado, al no ser descendiente de sacerdotes (2 Cro 26:16-21).
  • Era quemado con fuego del Altar del holocausto (Lev 16:12).
  • Coré y sus compañeros fueron castigos luego de ofrecer incienso (Núm 16:16-35).
  • El sacerdote Zacarías (padre de Juan el Bautista) estaba efectuando este servicio cuando se le apareció el Ángel de Dios (Luc 1:8-11).
  • Los judíos oraban en el momento de la ofrenda del incienso (Luc 1:10).
  • También era puesto sobre las ofrendas (Lev 2:1-2).
  • Las personas más adineradas daban incienso como regalo para un príncipe o un rey.
  • Al nacer, Jesús recibió incienso por los sabios de Oriente (Mat 2:11).
  • El incienso es usado para representar las oraciones justas (Apo 8:3-4).

 

Dato Curioso: En una época posterior, los judíos rabínicos añadieron otros ingredientes al incienso del Templo. Josefo registra que este incienso se componía de trece perfumes o especias aromáticas. (La Guerra de los Judíos, libro V, cap. V). Según Maimónides, algunos de esos ingredientes adicionales eran: el ámbar, la casia, la canela, la mirra, el azafrán y el nardo.

 

Altar de oro

Servicios en el Altar

Sobre este altar se ofrecía cada día el incienso aromático, por la mañana y por la noche, al igual que el Candelero de Oro por el Sumo Sacerdote. Para el servicio diario se usaba el incensario de bronce.

 

El único cambio que se le hacía al servicio era en el Día de Expiación, ya que una vez al año el Sacerdote se encargaba de llevar brasas del Altar de Bronce con el incensario de oro, junto con dos puñados de incienso santo, frente al Lugar Santísimo al levantar el velo, donde se hacía humear el incienso sobre el Altar de oro delante del propiciatorio del Arca del testimonio, para luego untar los cuernos oro con la sangre de un becerro y esparcirla 7 veces sobre el propiciatorio (Lev 16:12-19).

 

Altar del Incienso

Antes del Cautiverio Babilonio

Como sabemos, poco después de empezar el servicio del Tabernáculo, el Señor le dio muerte a Nadab y Abihú (hijos de Aarón) por tratar de ofrecer incienso con “fuego ilegítimo” en el Altar de oro. Posteriormente, Coré y 250 hombres (todos levitas, pero no de la línea sacerdotal) se rebelaron contra el sacerdocio aarónico y murieron. De la misma manera, el rey Uzías contrajo lepra cuando tuvo la osadía de quemar incienso en el Templo. Con el transcurso del tiempo, la nación de Israel se hizo tan negligente en la adoración prescrita por Dios que cerraron el Templo y quemaron incienso en otros altares. Lo peor, es que quemaron incienso a otros dioses, delante de los cuales se prostituyeron, y profanaron de otras maneras el incienso santo.

 

La ley prohibía el quemar incienso en los lugares altos, estipulando que no debía haber más que un solo altar para todo Israel. El objeto de esta ordenanza era múltiple: favorecer el desarrollo espiritual de Israel y guardar al pueblo de posibles divisiones, pero tras el pecado del rey Salomón quien inicio con esta practica por el reino y la de otros reyes como, Jeroboam, Acab, Joram, Acaz, Manasés, etc. A pesar de que el rey Ezequías y el rey Josías intentaron suprimir esta práctica, lo cierto es que el pueblo le dio seguimiento a tal punto que la inmoralidad reino, incluso dentro del mismo Templo, dejando a Jerusalén en una degradación total que fue frenada con la destrucción.

 

Reyes

Después del Cautiverio Babilonio

Al regresar a Jerusalén del exilio, lo primero que se construyó, bajo la dirección de Zorobabel y el sumo sacerdote Jesúa, fue el Altar para las ofrendas quemadas y con el tiempo también se hizo un nuevo Altar del incienso, que muchos años después sufriría el atraco del rey sirio Antíoco Epífanes a Jerusalén que dos años más tarde (168 a. C.) construyó un altar encima del gran altar de Dios y en él ofreció cerdos como sacrificios a Zeus (1 Macabeos 1:20-64), profanándolo por completo. Después de esto, Judas Macabeo construyó un nuevo altar de piedras sin labrar y recupero de nuevo el altar del incienso que probablemente sea el mismo que estaba en el Templo de Herodes (1 Macabeos 4:44-49).

 

Macabeos

Durante la Era Cristiana

Para el cristianismo primitivo, el quemar incienso ya no era una práctica necesaria y sin fundamentos doctrinales, como si lo era para las religiones contemporáneas a la misma. No hay indicios de que hubiese incensarios en las iglesias durante los primeros cuatro siglos o que se usara incienso en los servicios religiosos hasta la época de Gregorio Magno (postrimerías del siglo VI).

 

Es evidente que este hecho se debió a que, con la llegada de Cristo y el fin del pacto de la Ley, clavadas en sentido figurado al madero de tormento (Col 2:14), se deja de quemar incienso como parte de la adoración a Dios, particularmente, después de la desaparición del templo y del sacerdocio aarónico. No se dio autorización a la congregación cristiana para usar incienso, y los primeros cristianos, al igual que los judíos, no volvieron a usar incienso con fines religiosos.

 

Dato Curioso: Los primeros cristianos también se negaron a quemar incienso, ya que la mayoría lo hacía en honor del emperador, aun a riesgo de perder la vida. Daniel Mannix dijo en su obra Those About to Die (1958, pág. 137): “Muy pocos cristianos se retractaron, aunque se solía tener en la arena del estadio un altar con una llama encendida para facilitarles la ofrenda. Todo lo que el prisionero tenía que hacer era arrojar una pizca de incienso en él y se le daba un Certificado de Sacrificio, con lo que quedaba en libertad. Además, se le explicaba bien que no se trataba de un acto de culto al emperador, sino un reconocimiento de su naturaleza divina como cabeza del Estado romano. Aun así, casi ningún cristiano se valió de este medio para escapar del martirio”. Tertuliano (siglos II y III D.C.) dijo que los cristianos ni siquiera intervenían en el comercio de incienso.

 

Culto romano

Significado Espiritual

Puesto que el pacto de la Ley era una sombra de lo por venir (Heb 10:1), la acción de quemar incienso prescrita en ese pacto representó las oraciones gratas a Dios que le ofrecen sus siervos. El salmista dijo: “Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti” (Sal 141:2). Asimismo, el libro de Apocalipsis, de un notable contenido simbólico, habla de los que estaban alrededor del trono celestial de Dios con “tazones de oro que estaban llenos de incienso, y el incienso significa las oraciones de los santos”, algo muy parecido a lo que hacía el Sumo Sacerdote en el Dia de la Expiación.

 

En el mismo libro también se registra: “Se le dio [a un ángel] una gran cantidad de incienso para que lo ofreciera con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono” (Apo 5:8-10). En varios aspectos, el quemar incienso fue un símbolo apropiado de las oraciones de los santos ‘ofrecidas’ (Heb 5:7) noche y día (1 Tes 3:10).

 

Jesucristo también es presentado en el humo del incienso, con su ministerio de intercesión perpetua y todopoderosa, de grato olor ante Dios (Heb 7:25). Siguiendo sus pasos, el creyente, purificado de sus pecados, ofrece a Dios sus oraciones y adoración en el santuario que ahora es su cuerpo (1Co 3:16), reconociendo quién es Dios y lo que ha hecho.

Sumo sacerdote