Llamada también El Arca de Yahwéh, Arca de Dios, Arca del pacto y Arca del testimonio. Es considerado por muchos como el objeto más sagrado de la historia humana, por la manera en que influencio en la conquista de Cannán y por la trascendencia que tuvo en los reinos vecinos del territorio Hebreo, dando origen a una gran cantidad de leyendas y relatos al respecto.
Para el pueblo de Israel, el Arca del pacto tenía un doble significado. En primer lugar, se conceptuaba como el Trono de Dios (Isa 6:1). De una manera especial Dios moraba entre los querubines y desde allí en varias ocasiones se reveló a Moisés y a Aarón. Sirvió como símbolo de la presencia divina entre el pueblo de Israel. Por eso en las marchas de guerra el Arca iba delante guiando a los israelitas; por ejemplo, cuando cruzaron el Jordán (Jos 3:11-17) y cuando rodearon los muros de Jericó (Jos 6:4-13).
El segundo significado residía en la relación entre la Ley que estaba dentro del arca y la sangre rociada sobre el propiciatorio que la cubría en el Día de la Expiación (Lev 16). El punto culminante en este día era la entrada del Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo con la sangre del macho cabrío para rociar el propiciatorio. Era entonces cuando, en forma representativa, el pueblo entraba en la presencia del Dios misericordioso y dispuesto a perdonar sus pecados. El pueblo quedaba purificado para otro año (Lev 16.30) y el Pacto seguía en vigencia.
Estos son los nombres con los cuales se le refirió y la cantidad de veces que se menciona en la Biblia:
- Arca del Pacto (41 veces)
- Arca de Dios (34 veces)
- Arca del Eterno (30 veces)
- Arca del Testimonio (14 veces)
- Arca del Señor (1 vez)
Fabricante
Bezaleel hijo de Uri y nieto de Hur de la tribu de Juda. Todos descendientes de Caleb (1 Crónicas 2:20). Realizo la obra bajo las órdenes de los sacerdotes y Moisés.
Diseño
El Arca era una caja rectangular hecha de madera de acacia (que representaba lo incorruptible), que medía aproximadamente 1.22 metros x 76 centímetros y 67.5 centímetros de alto. Estaba enteramente recubierta por dentro y por fuera de oro (que simbolizaba la realeza y divinidad) y se llevaba con varas de madera de acacia (también recubiertas de oro) insertadas en anillos en los cuatro ángulos inferiores del Arca. El Talmud judío (Comentario de Pirkei Avot), describe al Arca como a una urna compuesta por 3 cajas, caja sobre caja:
- Una caja grande externa de madera de acacia bañada en oro
- Una caja mediana de madera de acacia sin oro
- Una caja pequeña interna de madera de acacia bañada en oro (La Urna principal).
El Propiciatorio y los Querubines
Sobre el arca había una tapa de oro llamaba el "Propiciatorio", encima del cual había dos querubines de oro frente a frente mirando hacia abajo, de pie con sus alas extendidas cubriendo el propiciatorio (Éx 25:10-22). Sus medidas fueron de 1.22 metros de largo por 76 centímetros de ancho. Es aquí donde Dios era propicio, benévolo e inclinado a perdonar al pueblo por todas sus faltas, aun si no lo merecían (Hebreos 4:16).
Fue de las pocas veces en las que se representó seres celestiales en materiales preciosos (Querubines del propiciatorio y del velo dentro del Tabernáculo)
Dato Curioso: Dentro de los aspectos espirituales del
propiciatorio, se dice que estos podrían representar los dos Pactos que
actualmente se conocen (Antiguo y Nuevo) con relación a los sacrificios que
darían el perdón de los pecados. Otro dato a destacar, es que, al ser dos
Querubines que veían hacia abajo presenciando de esta manera la gloria de Dios
cuando hablaba con el Sumo Sacerdote o con Moisés, fácilmente podemos
relacionarlo con la ley, la cual indica que para que un hecho sea considerado
como verdadero, se necesitan al menos 2 testigos, cabe resaltar que durante la
resurrección también se hicieron presentes 2 seres celestiales quienes
testificaron lo sucedido a María Magdalena y otras mujeres.
¿Qué contenía el Arca?
En ella se encontraban las 2 tablas de piedra con los diez mandamientos. En la primera tabla, según el Talmud, se encoban los 4 mandamientos llamados “verticales”, ya que estos relacionaban al hombre directamente con Dios y en la segunda tabla se encontraban los 6 mandamientos restantes llamados “horizontales”, dado que estos relacionaban al hombre con su prójimo.
Se hallaba también una porción de mana dentro de una vasija (Ex 16:33-34), simbolizando de esta manera a Jesucristo y su función espiritual (Juan 6:31-35). La vara de Aaron que reverdeció y dio fruto durante el conflicto que hubo por el sacerdocio en Israel (La rebelión de Coré), se encontraba dentro del Arca por mandato de Dios (Núm 17:10). Esta vara representaba a la “Vara de los profetas”, ya que anunciaba la llegada de una visión o cumplimiento de alguna profecía inminente (Jer 1:11-12), por este motivo también se le asemeja al cumplimiento de la “Resurrección de Jesús”, al brotar vida de algo muerto.
Por último, Moisés también mando a los levitas a que
colocaran el Libro de la ley (posiblemente con los 613 mandamientos judíos) cerca
del Arca, aunque más adelante se le colocaría dentro como un memorial para las
siguientes generaciones (Deu. 31:24-26).
Ubicación dentro del Tabernáculo
El arca se colocó dentro del Lugar Santísimo (La última sección) tanto del tabernáculo como del templo de Salomón, tras el velo; era el único objeto allí.
Israel Traspasa el Jordán
Durante el primer viaje del pueblo de Israel desde el monte
Sinaí el Arca del pacto fue delante de ellos, «buscándoles lugar de descanso»,
ejemplificando el bondadoso cuidado de Dios hacia ellos (Núm 10:33). Cuando
llegaron al río Jordán, el Arca era llevada por los sacerdotes 2.000 codos por
delante de las huestes, para que supieran por dónde debían ir (Jos. 3:3-4), y
el Arca permaneció sobre los hombros de los sacerdotes en el lecho del río,
hasta que todos hubieron pasado (Jos. 3:17). Esto es un tipo de la asociación
en la muerte y resurrección de Cristo.
El Terror del Arca
El arca acompañó al pueblo hebreo en su primera victoria en Jericó tras derribar sus muros y destruir por completo a la ciudad y sus habitantes. Después de una larga trayectoria en el desierto, el arca descansó en Bet-el (Jue 20.27), durante la época de los jueces, aparece en Silo en el tiempo del sumo sacerdote Elí (1 Sam. 1:3).
Los israelitas creían que el arca tenía poderes mágicos,
por este motivo al verse Israel derrotado por los filisteos, fueron a buscar el
Arca a Silo, para que ella los salvara. Se vieron de nuevo derrotados (por
el pecado sacerdotal), y el Arca, sobre la que habían depositado su confianza,
en lugar de Dios. Luego fue tomada por los filisteos (1 Sam 5:1). Pero el arca
les provocó tales desgracias como enfermedades por 7 meses y la profanación de
su templo al encontrar dañada la estatua de su dios Dagón, por ello que decidieron
devolverla a los israelitas y la dispusieron a bordo de un carro nuevo (1 Sam.
5:1-10). Éste, tirado por dos vacas que criaban, sin conducción alguna, se
alejó de sus terneros, milagrosamente, y se dirigieron a Bet-semes. Allí, Dios
hirió a los hombres de aquel lugar por haber mirado dentro del arca, algo
parecido de ocurrió a un hombre llamado Uza quien toco el Arca del Pacto al
tratar de impedir que este cayera por los tropiezos de los bueyes que la
llevaban (1 Sam. 6:6-7), lo que se puede considerar como un descuido del rey
David ya que esa no era manera en la que el Arca debía ser llevada, cosa que
corrigió más adelante cuando lo llevo a Jerusalén.
Ubicación Actual
Durante el reinado de David, este la guardó en una tienda en Jerusalén. Después su hijo el rey Salomón la puso en el nuevo Templo en Jerusalén (1 Reyes 8), pero desde de la reforma del rey Josías, ya no se supo más del Arca (2 Cro. 35:3). Probablemente la destruyeron o perdieron durante la devastación de Jerusalén (587 a.C.) tras el asedio del ejercito babilonio comandado por el general Nabuzaradán.
Otra hipótesis seria la que nos ofrece el libro de los Macabeos:
Se encuentra en los documentos que el profeta Jeremías mandó a los deportados que tomaran fuego como ya se ha indicado; y cómo el profeta, después de darles la Ley, ordenó a los deportados que no se olvidaran de los preceptos del Señor ni se desviaran en sus pensamientos al ver ídolos de oro y plata y las galas que los envolvían. Entre otras cosas, les exhortaba a no apartar la Ley de sus corazones.
Se decía también en el escrito cómo el profeta, después de una revelación, mandó llevar consigo la Tienda y el arca; y cómo salió hacia el monte donde Moisés había subido para contemplar la heredad de Dios. Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí metió la Tienda, el arca y el altar del incienso, y tapó la entrada. Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo.
En cuanto Jeremías lo supo, les reprendió diciéndoles: «Este
lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea
propicio.
2 Macabeos 2:1-7
En la actualidad se ha especulado mucho acerca de su ubicación; proponiendo lugares como las cuevas subterráneas de Jerusalén, en especial las del antiguo Templo (Mismas que uso el rey Sedequias para escapar de la invasión babilónica). Hay otros que proponen sitios en Irán e incluso debajo de la Mezquita de la Roca (Lugar sagrado para el Islam). Pero sin duda alguna el más sonado es el de la “Iglesia de Santa María de Sión” en Etiopia, en la cual sus fieles aseguran tener el Arca del Pacto original en una capilla. Se dice que fue traída por ordenes Menelik I, hijo de la reina de Saba con el rey Salomón hace 3,000 años a la ciudad sagrada de Aksum, en el cuerno de África.
Conclusión
La última y más fuerte propuesta es que el Arca de la Alianza desapareció poco antes de la invasión de Nabuzaradán a Jerusalén, para evitar la inminente profanación de los objetos sagrados del Templo por el rey Belsasar que nos describe el libro de Daniel (Capítulo 5), razón por la cual no se hace mención del Arca en el Templo de Herodes, en tiempos de Jesús.
Lo que si podemos asegurar ese un tipo de Cristo en la que se manifiesta la justicia divina (oro) en el hombre (madera de acacia); el propiciatorio era el trono de Dios, el lugar de Su morada en la tierra a la que ahora cualquier ser humano puede acceder por medio de la fe, tras la muerte y posterior resurrección de Jesucristo, quien rompió el velo que separaba al hombre (Marcos 15:38).
En el libro de Apocalipsis se vuelve a mencionar, en este caso en el Reino de Dios, dato que refuerza la última propuesta (Apo 11:19), ya que ahora no es necesario tener el Arca original para acercarnos a Dios. Tampoco las dos tablas de piedra de la ley, dado que estas deben estar grabadas en el corazón del creyente. El maná ha cesado para que ahora el creyente se alimente de las palabras de Dios; y no se precisaba del testimonio de la vara de Aarón ahora que se ha instaurado el eterno reino teocrático de Jesús.
