Lavacro, la Fuente de Bronce, el Mar de Fundición, la Fuente de las Abluciones, de las purificaciones o el Mar de Bronce como mayormente se le conoce en el judaísmo ( Del hebreo: Yam hannejósheth,), fue el mobiliario perteneciente al Atrio del Tabernáculo y del Templo de Jerusalén, usado para los rituales de purificación sacerdotal en Israel.
Se le ubico en el patio externo
por un portal orientado hacia el este, de manera que estaba entre el Santuario
al oeste y el Altar del Holocausto al sudeste, dado que era indispensable para
el lavamiento de los sacerdotes antes y después de sus actos rituales. El nombre "mar" (hebreo = yam) dado
a esta gran fuente no carecía de antecedentes, porque se han encontrado
fuentes rituales similares en templos sumerios y babilónicos, y se las
llamaba:
- AB ZU (apsû), que significa "océano" en sumerio.
- Tâmtu, que significa "mar" en babilonio.
Diseño
- Tenía 1 palmo de grueso (unos 9 cm)
- 5 codos (2,60 m) de alto
- 10 codos (unos 5,20 m) de diámetro (1 Reyes 7:23, 26).
En 1 Reyes 7:26, en los tiempos
del rey Salomón se indica su capacidad como de 2.000 batos, pero en 2 Crónicas
4:5 es como de 3.000 batos; tal vez la primera cifra represente la cantidad de
agua que había normalmente en el mar, y la segunda, la capacidad máxima del mar.
Si la fuente tenía la forma de
una media esfera, podría contener unos 44 m3 (unos 44.000 litros), puesto que
un bato tenía unos 22 litros. La
fuente descansaba sobre 12 bueyes de bronce divididos en 4 grupos de 3 cada
uno. Cada grupo miraba en una de las
direcciones cardinales. Algunos rabinos aseguran que la Fuente contaba con 12
grifos, para que un mayor grupo de sacerdotes pudieran purificarse.
Los registros no dicen nada de
cómo se lo llenaba o cómo se lo vaciaba.
Y como ya sabemos su función era proveer agua para los lavamientos de
los sacerdotes.
Los
Espejos de Bronce
El pasaje de Éxodo 38:8 indica
que la Fuente fue hecha con el bronce de los espejos de las mujeres que
prestaban servicio a la entrada del Tabernáculo de reunión.
El versículo es oscuro; no se encuentran
detalles del ministerio de estas mujeres, aunque las había durante el período
antes de la monarquía (1Samuel 2:22).
Por cierto, es un anacronismo,
porque el Tabernáculo no había sido construido todavía, y es improbable que
se refiera a la tienda de reunión (Deu 33:7). Puede significar que era el
bronce de las mujeres que iban a prestar servicio a la entrada del Tabernáculo.
Los espejos de aquel entonces
eran metálicos, muy bruñidos, generalmente hechos de bronce o cobre. No había
espejos de vidrio antes de la época romana.
¿Qué hacían las mujeres?
Probablemente eran mujeres piadosas que se turnaban a la entrada del Tabernáculo
para ejercicios piadosos y para trabajos prácticos de coser, tejer y lavar los
utensilio o vestiduras sacerdotales. La Septuaginta LXX nos dice las mujeres
ayunaban en favor de la obra. Podrían haber sido mujeres de la tribu de
Leví; sin embargo, todas las sugerencias son especulaciones.
De las
que Velaban a la Puerta
Los “espejos”, generalmente
redondos, insertados en mangos de madera, piedra o metal, eran hechos de latón,
plata o bronce, muy pulidos. Era costumbre de las egipcias llevar espejos
consigo a los templos; y sea que tomando los espejos de las hebreas, Moisés
quisiera quitar de ellas la posibilidad de que siguieran la costumbre de las
egipcias en el Tabernáculo, o sea que la provisión de bronce de otros lugares
estuviera agotada, es interesante ver cuán celosamente y hasta qué punto ellas
entregaban aquellos objetos tan estimados del tocador femenino, para la obra
del Tabernáculo, ya que se sabe que dichas ofrendas fueron entregadas de manera
voluntaria (Éxodo 36:3).
El hecho de que se mencionen a
mujeres que velaban a la puerta, no significa que fueran sacerdotisas, sino
mujeres de carácter piadoso e influencia, que frecuentaban los Atrios del
sagrado Santuario (Lucas 2:37), y la contribución que hicieron de sus
espejos, como el corte del pelo de los nazareos, era su renuncia a los deseos
por un tiempo de consagración.
El Uso
del Bronce
El nombre de este materia proviene de la raducción del
término hebreo «nehosheth» y del griego «chalkos». En los libros más antiguos
de la Biblia, «nehosheth» significa cobre (Gén 4:22). Por ello podría
traducirse frecuentemente como cobre, en lugar de bronce. El cobre se
extraía por fusión del mineral (Deu 8:9; Job 28:2).
Todavía hay en el Líbano y en el
país de Edom, se encuentran vestigios de antiguas fundiciones de cobre, que se
conseguía especialmente en la península del Sinaí, en Chipre, en Mesec y Tubal
(Ezequiel 27:13).
El bronce es una aleación de cobre con alrededor de un 30 % de zinc; no se halla en la Naturaleza, a no ser que sus componentes estén mezclados fortuitamente en la calamina. Se ha mantenido que el bronce no fue conocido sino hasta después del incendio de Corinto del año 146 a.C. Esta aleación se hubiera descubierto como resultado de la fusión accidental de diversos metales juntos, sin embargo, se han exhumado vasos de bronce de tumbas egipcias que datan de una época más remota.
Dato
Curioso
En el tiempo que el rey Acaz ocupo
el Trono de Juda, se puso la Fuente de Bronce sobre un pedestal de piedra y se usó
parte del bronce de los 12 bueyes para complacer al rey Tiglat Pileser de
Asiria con altos tributos, ya que este mismo rey les habría ayudado en la guerra
que tuvo el Reino de Juda contra la Alianza de Siria con la Casa de Israel,
que estos últimos perdieron tras ser invadidos por el Ejercito Asirio.
El
Lavamiento en la Antigüedad
Pese a la escasez de agua en las
tierras bíblicas, toda persona respetable procuraba la limpieza del cuerpo. Era
norma lavarse las manos antes y después de comer. Como los caminos eran
polvorientos, los caminantes debían lavarse los pies antes de entrar en una
casa. Este era trabajo de esclavos o de siervos inferiores. El descuido de
esta atención constituía una grave descortesía por parte del anfitrión (Lucas
7:44).
Uso
Ritual Y Simbólico En El Antiguo Testamento
Pasajes como el de Levítico 15
muestran lo imperioso que era para un israelita el lavamiento de todo el
cuerpo, cuando se veía involucrado en algún acto o circunstancia que lo hacía
ceremonialmente inmundo. Sin esta limpieza no podía participar en
actividades de carácter religioso (Éxodo 19:10; Hebreos 9:13). La ceremonia
simbolizaba la purificación de los sacerdotes; con las manos se trataban
elementos sagrados y con los pies caminaban sobre Tierra Santa, ya que caminaba
descalzos en ella, muy parecido a lo que hizo Moisés en el Monte Sinaí.
Aparte de la higiene, en el
Antiguo Testamento el lavamiento contrastaba lo inmundo de las personas con lo
consagrado al servicio de Dios. El agua borraba las impurezas físicas y, a
la vez, representaba la purificación de la persona. Así lo entendían David
(Salmos 26:6; 51:7) e Isaías (Is 1:16), sin dejar de comprender que el
lavamiento era obra de la gracia de Dios a favor del pecador arrepentido.
El Uso
Figurado En El Nuevo Testamento
El Antiguo Testamento nos prepara
para comprender el uso de los verbos griegos louo (bañarse) y nipto (lavar, por
ejemplo, manos y pies) en el Nuevo Testamento.
Jesús desechó la actitud de los
fariseos, para quienes el lavamiento externo era esencial y la pureza del
corazón carecía de importancia (Lucas 11:39-41).
Inevitablemente el lavamiento se
asocia con los conceptos de limpieza y de santificación. Pablo describe la vida
viciosa de los gentiles en Corinto y añade: "Y esto erais algunos; más
ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados en el nombre del Señor
Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios" (1 Corintios 6.11).
La conversación entre el Jesús y
Pedro, en la ocasión del lavado de los pies (Juan 13.6-10), muestra que el
creyente "bañado" (verbo, en griego louo) "no necesita sino
lavarse (verbo, nipto) los pies", o sea, limpiar frecuentemente las
manchas pecaminosas por los medios ya notados en su transitar. El Señor en
esta ocasión no instituía una ordenanza, sino que señalaba el camino del
servicio humilde para todos.
Las Abluciones
Es el nombre dado en Hebreos 9:10
a los lavamientos ceremoniales prescritos por la Ley de Moisés (Levítico 11:25);
con este lavamiento, y el transcurso de un corto tiempo, el levita o el israelita
en general quedaba ceremonialmente puro de las contaminaciones legales que
hubiera contraído (por lepra, contacto con algún cadáver, por emisión seminal,
menstruación en la mujer, o por contacto con los contaminados por los anteriores
casos), que eran un impedimento para participar en las actividades del culto hebreo,
y era de nuevo apto para participar.
En el sacerdocio aarónico, así
como en el ministerio levítico había también una provisión de lavamientos o
abluciones, tanto para su consagración (Levítico 8:6; Números 8:7) como en el
ejercicio de sus funciones (Lev. 16:4).
Debe notarse aquí, una
distinción; Aarón y sus hijos fueron lavados «una vez» íntegramente por Moisés
al ser consagrados como sacerdotes (Éxodo 40:12). Después se les demandó que se
lavaran sólo los pies y las manos en la fuente de bronce (Éxodo 40:30-32). En Números
19 se dan más detalles de la purificación de los contaminados.
En el Nuevo Testamento el lavamiento
tiene un sentido y aplicación moral.
Simbología Cristiana
- La Fuente de bronce delante del Tabernáculo constituía un recordatorio constante de la necesidad de purificación para acercarse a Dios (Éxodo 30:20).
- No entrar al Tabernáculo, es rechazar el privilegio del servicio a un Dios Santo.
- La Fuente de Bronce fue la sombra de lo que ahora conocemos, como el bautismo.
- Los espejos de bronce, representan la verdad, la cual refleja la condición y naturaleza real del hombre, que lo hace recapacitar y aceptar la purificación. Como lo haría una radiografía para un enfermo.
- El agua de la Fuente, representa la Palabra de Dios que purifica (Efesios 5:25-26).
- El ritual representa la practica constante de purificación, por el contacto diario con el pecado.
- En el Altar del Holocausto, el pecador recibe el perdón por medio del sacrificio, pero en la Fuente de Bronce es purificado para una nueva vida.
- La inmersión en las aguas simboliza el nuevo nacimiento en el Espíritu de un hombre, alguien que muere al ser sumergido y es levantado para la resurrección (Juan 3:5).
- La purificación (Bautismo) es indispensable para el verdadero arrepentimiento (Lucas 3:3).
- La purificación sugiere que ningún profano podía vivir en su presencia. La verdad es evidente: nadie tendrá la vida eterna con Dios a menos que se lave en la sangre del Cordero de Dios y reciba el perdón de la expiación.
- El proceso nos muestra que el don de la salvación no esta en el hombre, sino en el Espíritu de Dios y la Palabra.
- Dios no respalda al hombre, solo a su Palabra.
Dato
Curioso
La secta de Qumrán y diversas
sectas judías bautistas que florecieron antes y después de los comienzos de la Era
Cristiana como los Esenios, practicaban una forma evolucionada de ablución
ritual, la cual ya no solo consistía en un lavado de manos y pies, sino de todo
el cuerpo en una sumersión o inmersión. Estos antecedentes proporcionan el
trasfondo para el bautismo de arrepentimiento (Del griego Baptízo, que significa:
Completamente mojado) que predicaba Juan (primo de Jesús), y el bautismo
cristiano de purificación, iniciación, e incorporación en Cristo.
¿Qué Ocurrió
con el Mar de Bronce del Rey Salomón?
En el Asedio a Jerusalén, los
babilonios quebraron la Fuente de Bronce cuando capturaron la ciudad y se
llevaron el metal a Babilonia como botín (Jeremías 52:17, 20), cabe resaltar
que su valor y peso fueron incalculables.
La Fuente no se menciona en la descripción que hace Ezequiel del Templo
restaurado, ni en ninguna de las descripciones del templo postexílico, pero
tras la edificación del Templo de Zorobabel y la remodelación que hizo Herodes
en los tiempos del Nuevo Testamento, se asume que se fabrico una nueva para los
rituales de los levitas.
El Mar de Vidrio
En las visiones del Apóstol Juan
aparece un mar de vidrio delante del Trono, en el cual está sentado Dios
(Apo_4:6; Apo_15:2). La mención de “siete lámparas de fuego” y “veinticuatro
ancianos” junto con al mar, hace una evocación al Tabernáculo, con el Candelero
de Oro y los Panes de la Proposición. De igual manera, recuerda al “Mar de Bronce”
del Templo de Salomón. Se encierra la idea de la absoluta pureza necesaria
para tener acceso al lugar del Trono Divino.