La Menorá Judía

La Lampara de Aceite, la Menorá o el Candelero de oro como mayormente se le conoce,  fue el objeto litúrgico utilizado para proveer la iluminación necesaria dentro del Lugar Santo del Santuario hebreo durante el Éxodo y la Monarquía Judía. La primer Menorá fue hecha de oro fino martillado por el pueblo de Israel durante el Éxodo, consistía de una base y un eje principal del que salían otras 6 ramas (Éxodo 25:31-40). Sus lámparas se alimentaban con aceite puro de oliva y permanecían encendidas toda la noche; el historiador Flavio Josefo indica que 3 de las 7 lámparas quedaban encendidas durante todo el día. Más adelante el rey Salomón haría 10 réplicas de la primer Menorá, colocando 5 de cada lado del Lugar Santo en el Templo de Jerusalén (1 Reyes 7:49).

 

Candelero de Oro

Cabe aclarar que la Menorá no es un candelabro para velas, ni un candelero (que representa una unidad en vez de 7) como se traduce en la mayoría de versiones, ya que esta tenía unas copas para quemar aceite de oliva y no velas, que tienen su origen en Egipto. También hay versiones que tienen la palabra candelabro, pero no es del todo correcto, más bien sería Lámpara de aceite o Menorá (Del hebreo men-o-raw' y su transliteración Menorah, que significa lampara de araña o Candelero de aceite).

 

Diseño

La Menorá se hizo bajo la supervisión de Bezaleel de la tribu de Judá y Aholiab, de la tribu de Dan. Estos hombres, que posiblemente aprendieron el oficio durante su esclavitud en Egipto, debieron ser buenos artesanos. Pero en esta ocasión Dios puso su espíritu sobre ellos, de manera que el trabajo pudiera realizarse a la perfección, exactamente según el modelo revelado y ordenado a Moisés.


La Menorá se encontraba en el lado sur del Tabernáculo, Bezaleel y Aholiab quienes la fabricaron (Éxodo 25:31). Estaba hecha de oro fino sobre una base del mismo material, tenía un tallo del cual salían de manera simétrica tres brazos a cada lado, que con el del centro serian siete, esta estructura le daba la forma de un arbusto.

 

Dato Curioso: Para los judíos el diseño del Candelero de Aceite, representa la Moriah, planta muy famosa en Palestina. Fue esta la zarza que ardía sin consumirse que vio Moisés en el Monte Sinaí, y en la que, según el judaísmo, estaba enredado el carnero que Dios le envió a Abraham para sacrificar, en vez de su hijo Isaac. Muy parecido a la revelación de Dios a través de su hijo Jesucristo y su posterior sacrificio en favor de la humanidad.


  • Cada brazo de la Menorá constaba de tres cálices a modo de flor de almendro con sus depósitos de acerté de oliva, con sus globos y lirios. Remataban los siete brazos en las siete lámparas que debían arder día y noche en el Santuario. También contaban con las despabiladeras de oro para cortar las pavesas (partes quemadas de las mechas) y sus platillos de oro fino para su servicio.

  • Para su fabricación se empleó un talento de oro fino, los cuales serían 125 libras o sea unos 46 kilos. Era todo de una pieza sin soldadura, con una altura aproximada de 1.5 metros.

  • Posteriormente, en el Templo de Salomón hubo diez Candeleros de Aceite y un buen número de Candeleros de plata. (1 Reyes 7:48, 1 Crónicas 28:15).

Candelero de Oro

 

Diseños Variados

La presente descripción no permite formarnos una idea exacta de la forma original de la Menorá, cuya representación actual desempeña un papel importante en las celebraciones judías y es un emblema nacional de Israel.

 

Como la arqueología no encontró algún Candelero de Aceite de 7 brazos de los tiempos del Antiguo Testamento, sólo lámparas de una fuente con 7 bocas para las mechas, muchos creen que el candelero de aceite del Tabernáculo y del Templo de Salomón no se parecían al del Templo de Herodes.  Sin embargo, la descripción de Éxodo 25:31-37 especifica 7 brazos.  Este llegó a ser un símbolo frecuente en el arte judío posterior, grabado en los sarcófagos, las lápidas, los dinteles de las puertas y muy especialmente, las decoraciones en las sinagogas (de las cuales la de Dura Europos sobre el Éufrates, del siglo III d.C., es uno de los ejemplos más tempranos).

 

Representaciones en ciertas monedas macabeas, en un dibujo del período herodiano en piedra, que se encontró en Jerusalén, y un relieve en el arco de Tito complementan algunas descripciones hebreas, y podemos suponer que en todas partes se siguió escrupulosamente el modelo que se describe en Éxodo.

Candelero de Oro

Su Uso en el Tabernáculo

Moisés “colocó La Menorá en el Tabernáculo, enfrente de la Mesa de la Proposición, en el lado sur”. Es probable que estuviera al lado izquierdo de la entrada. Su luz alumbraba al enfrente, iluminando así el Lugar Santo, donde también estaba el Altar de oro para el incienso, ya que la cobertura del Tabernáculo no permitía que entrara ningún rayo que fuera de la Menorá.

 

Cuando Moisés terminó de erigir el tabernáculo el día 1 de Nisán de 1,512 a. E.C., siguió las instrucciones de Dios para encender las lámparas (Éxodo 40:1-4).  Después, esta tarea le correspondió a Aarón (Números 8:3). Tanto él como los sumos sacerdotes que le siguieron ponían en orden el Candelero de Aceite “desde la tarde hasta la mañana delante de Dios constantemente”. Cuando Aarón disponía las lámparas “mañana a mañana” y las encendía “entre las dos tardes”, también ofrecía incienso en el Altar de oro.


La familia levita de los Cohatitas transportaba la Menorá y los demás utensilios mientras viajaba por el desierto. Los sacerdotes primero tenían que cubrir los artículos, dado que las personas que no pertenecían al sacerdocio no debían “entrar para ver las cosas santas ni por el más mínimo momento”, para que no tuvieran que morir. El Candelero de Aceite y demás utensilios se cubrían con una tela azul, se ponían dentro de una cubierta de piel de foca y luego se colocaban sobre una barra para transportarlos.

 

Candelero de Oro

Desaparición

De acuerdo al inventario babilonio tras el asedio a Jerusalén, el general Nabusaradan llevó el Candelero de Aceite a Babilonia y aparentemente no fueron devueltos a Jerusalén en tiempos del rey Ciro, porque en el Templo de Zorobabel habría contenido sólo un Candelero de Aceite, ( el mismo que Antíoco IV Epífanes se llevó después de profanar el Templo).  Judas Macabeo mandó hacer otro luego de la profanación del lugar sagrado, pero en el templo de Herodes fue reemplazado por uno más grande.  Tiempo después, se apoderaron de él, los romanos en el año 70 d.C. y fue llevado en la procesión triunfal como parte del botín, por el general Tito, hijo del emperador Vespasiano, como lo muestra el relieve en el Arco del Triunfo en Roma.

 

Posible Ubicación

El historiador Flavio Josefo, asegura que la Menorá fue llevada al Templo de la Paz en Roma, luego de la caída de Jerusalén. Procopio, historiador bizantino del siglo VI, escribió que la Menorá fue robada por los vándalos quienes la transportaron a Cartago en el año 455 d.C.  Luego Belisario lo llevó y exhibió en Constantinopla en el año 534 d.C., y más tarde fue restituido a Jerusalén por el emperador Justimano.  Probablemente fue llevado al oriente por los persas, cuando saquearon Jerusalén en el año 614 d.C. Sin embargo, de todo esto no hay pruebas ni se conoce el destino final de la Menorá, suponiendo que aún fuese la original, aunque no faltan los arqueólogos o investigadores que aseguran su ubicación dentro de la Ciudad del Vaticano o debajo del Domo de la Roca, en donde también se especula, se encuentra el Arca del Pacto.

 

Candelero de Oro

Simbolismo Espiritual

Por la oscuridad que había en el Tabernáculo por su cubierta, era necesaria una luz que disipara las tinieblas, característica clave dentro de la espiritualidad del pueblo hebreo, por la responsabilidad que tenían los sacerdotes al ministrar dentro del Santuario y la ayuda que necesitarían para cumplirla. Además, dentro del judaísmo siempre se destaca la luz de las copas, las cuales que al igual que el Arca del Pacto, representaban la presencia de Dios en medio de su pueblo. Un hecho relacionado a esto, ocurrió en la guerra contra Antíoco IV Epífanes en Jerusalén, en donde el Candelero de Aceite permaneció encendido por ocho días consecutivos, a pesar de que solo tenia la cantidad para un día. Pasado ese tiempo, en el noveno día, Israel sale victorioso del conflicto, dando origen a la celebración del Janucá, que significa “La Fiesta de las Luminarias”.

 

Otro simbolismo dentro del judaísmo, es la fabricación el tallo central del Candelero de Aceite a modo de almendro, el primer árbol que florecía en la primavera y simbolizaba la vida que despertaba por la voz de Dios (Jeremías 1:11-12). Para otros, la forma de árbol que tenía el Candelero, hacía referencia al árbol de la vida descrito en el Genesis y asociaba el concepto de la vida con el de la luz.

 

Simbolismo Cristiano

Para los creyentes, la luz representa la guianza de Dios hacia los hijos de Israel durante el Éxodo, o cual no era más que una anticipación de Jesucristo, quien es la luz de la iglesia actual, símbolo que luego pasaría a los cristianos, al ser “La Luz del Mundo”.

Jesús también empleó la figura del Candelero de Aceite, para referirse a las iglesias del Asia Menor y en general (Apo 1:12-13), por la función que estas debían ejercer en la Tierra y su permanecía en la fe, la misma intensión que llevaba el mensaje que el profeta Zacarias recibe en una visión de Dios, para el gobernante Zorobabel (Zac 4:1-6).

 

A continuación otros simbolismos que se le otorgan a la Menorá:


• Dios como la fuente de Luz

Después de ser liberado de la mano de Saúl y de sus enemigos, David dijo: “Tú eres mi lámpara, oh Dios, y es Dios quien hace brillar en mi oscuridad”  (2 Sam 22:29). En los Salmos se usa una expresión ligeramente distinta: “Tú mismo encenderás mi lámpara, oh Dios”, representando así a Dios como el que encendía la lámpara que David llevaba para iluminar su camino (Salmos 18:28).

 

• Jesucristo en la Nueva Jerusalén

Según la visión el apóstol Juan en el libro del Apocalipsis, “no existirá noche”. La luz de la ciudad no proviene del Sol ni de la Luna, porque la gloria de Dios ilumina directamente la ciudad, igual que la nube de luz que los hebreos llamaban Shekinah, que iluminaba el Lugar Santísimo del antiguo Santuario, y Jesucristo como el Cordero de Dios, es su “lámpara”, lo que convertirá a la ciudad en una guía para las naciones.

 

• Los Reyes del linaje de David

Dios coloco sobre el trono de Israel al rey David, y este fue, con la dirección de Dios, guía y caudillo sabio de la nación. Por eso se le llamó “la lámpara de Israel” (2 Sam 21:17). En el pacto real con David, Dios prometió lo siguiente: “Tu mismo trono llegará a ser un trono firmemente establecido por largo tiempo” (2 Sam 7:11-16). Por consiguiente, la dinastía real de David a través de su hijo Salomón fue como una “lámpara” para Israel.

 

Cuando se destronó al rey Sedequías y se le llevó cautivo a Babilonia para morir allí, parecía que la “lámpara” se había extinguido; no obstante, Dios no había abandonado su pacto, sino que simplemente mantenía pendiente la gobernación sobre el trono hasta que viniera aquel que tiene el derecho legal (Eze 21:27), o sea Jesucristo, el Mesías hijo de David, quien es el heredero de ese trono para siempre, por lo que la “lámpara” de David nunca se apagará.

 

• La Palabra de Dios

Puesto que “no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Dios” (Mat 4:4), sus mandamientos son como una lámpara que ilumina el camino del pueblo de Dios en la oscuridad de este mundo. El salmista declaró: “Lampara es para mis pies tu palabra” (Sal 119:105). El rey Salomón dijo: “Porque el mandamiento es una lámpara, y una luz es la ley, y las censuras de la disciplina son el camino de la vida” (Pro 6:23).

 

El apóstol Pedro había visto cumplidas muchas profecías sobre Jesucristo y había estado presente en su transfiguración en la montaña. En vista de todo esto, pudo decir: “Por consiguiente, tenemos la palabra profética hecha más segura; y ustedes hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el lucero se levante, en sus corazones” (2 Pe 1:19). Por lo tanto, al cristiano se le anima a dejar que la luz de la Palabra profética de Dios ilumine su corazón. De esta manera le proveerá guía segura “hasta que amanezca el día y el lucero se levante”.


• Los Siervos de Dios.

En el año 29 d. C. Juan, el hijo del sacerdote Zacarías, dijo: “Arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos se ha acercado” (Mat 3:1-2). Israel se había desviado de obedecer la Ley, y a Juan se le envió para predicar el arrepentimiento y señalar al Cordero de Dios. Tuvo éxito en volver a muchos de los hijos de Israel hacia su Dios. Por consiguiente, Jesús dijo de Juan el Bautista: “Aquel hombre era una lámpara que ardía y resplandecía, y ustedes por un poco de tiempo estuvieron dispuestos a regocijarse mucho en su luz”.

 

Jesús también dijo a sus discípulos: “Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad cuando está situada sobre una montaña. No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Por lo tanto, aquel que le sirve a Dios debería apreciar la razón por la que se le da la luz y darse cuenta de que sería totalmente insensato y desastroso no dejar que resplandeciera su luz como si se tratase de una lámpara.

 

• El Alfa y la Omega

Otra referencia no menos importante, es la que se aprecia en la primera oración de la Tanaj hebrea, específicamente en el libro del Génesis (Bereshit):

 

בְּרֵאשִׁית בָּרָא אֱלֹהִים אֵת הַשָּׁמַיִם וְאֵת הָאָרֶץ

BERESHIT BARA ELOHIM ET HASHAMAYIM VE ET HA ARETZ

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

 

Al analizar esta oración, vemos que cuenta con 7 términos, el mismo número de los brazos del Candelero de Aceite. Lo curioso es que la cuarta palabra, la del centro (אֵת-ET) fue la más complicada de traducir e interpretar por los antiguos sacerdotes y rabinos, en el judaísmo, dado que no había una sola persona u objeto al que se le pudiera adjudicar su significado. Hoy día sabemos que el termino אֵת, significa Alfa y Omega (El principio y el fin), que Jesucristo mismo se adjudica al inicio del libro de las Revelaciones (Apo 1:8), por lo que nos es casualidad, que sea el termino central de la oración, relacionado con la caña central del Candelero, del cual surgen y se sostienen las otras 6 lámparas.  


• El Espíritu Santo

El Candelero de Aceite fue labrado a martillo y no ensamblado, al igual que sus "siete lámparas" que alumbraban a un lado y otro, lo que expresa la perfección de la luz y de la energía del Espíritu Santo, fundado todo sobre la eficacia de la obra de Cristo, y unido con ella. La obra del Espíritu Santo no puede separarse jamás de la obra de Cristo; esto es lo que, indica, de dos maneras distintas, la magnífica imagen del Candelero de Aceite.


Las siete lámparas unidas a la caña de oro labrado, nos muestran la obra cumplida por Cristo como el único fundamento donde reposa la manifestación del Espíritu en la Iglesia. El Espíritu Santo no fue dado hasta después de la ascensión de Jesús.

 

• Las Principales Fiestas Judías

Los 7 brazos del Candelero de Aceite, también representan las principales celebraciones del pueblo hebreo desde sus inicios como nación:


1.       La Pascua, día 14 del mes de Nisán
2.       Los Ázimos, día 15-21 del mes de Nisán
3.       Fiesta de las Primicias, día 21 del mes de Nisán
4.       Pentecostés, 50 días después de Pascua en el mes de Siván
5.       La Fiesta de las Trompetas, día 1 del mes de Tishri
6.       El Dia de la Expiación, día 10 del mes de Tishri
7.       La Fiesta de los Tabernáculos, día 15-23 del mes de Tishri

 

• Los Espíritus de Dios

En el capítulo 3 del Apocalipsis, Cristo es presentado como "El que tiene los siete Espíritus de Dios", los mismo que se describen en el libro de Isaías:


1.       El Espíritu de YHVH
2.       Espíritu de Sabiduría
3.       Espíritu de Inteligencia
4.       Espíritu de Consejo
5.       Espíritu de Poder
6.       Espíritu de Conocimiento
7.       Espíritu de Temor Santo

 

• El Aceite para el Santuario

El aceite para las lámparas nos recuerda el Espíritu Santo que ha ungido a la iglesia, pero su proceso de elaboración también hace alusión al precio que se pago para recibir tan maravilloso don. La extracción del aceite de oliva no solo es laboriosa, sino cuidadosa, ya que el pueblo judío normalmente lo obtiene de un lugar en particular, “El Monte de los Olivos”.

 

Se dice que los encargados de su elaboración, solamente utilizaban las aceitunas que se encontraban en la copa del árbol, las cuales recibían la mayor cantidad de luz solar. Se cosechaba cada 4 meses y se evitaba el uso de las aceitunas de abajo y se desechaba el aceite que tuviera algún sobrante de la superficie de la aceituna, para obtener el aceite de oliva más puro de los árboles. Este aceite es el mismo que se utiliza para ungir a los sacerdotes y posteriormente a los reyes de Israel.

 

En su extracción, las aceitunas eran machacadas con un mortero exclusivo del santuario, lo más fuerte posible para obtener el aceite más puro. Este proceso nos hace recordar la opresión que Jesús padeció para dar lugar a la Gracia Divina reflejada en el Don del Espíritu Santo, que la iglesia recibió sin pagar el doloroso precio. Puede que no tengamos versículos empleando esta simbología, pero es imposible evitar tan maravillosa comparación.

 

Aceite de la Unción

• Otros usos figurados

Aquello de lo que una persona depende para iluminar su camino está simbolizado por una lámpara. Con tal símbolo, el proverbio contrasta al justo con el inicuo, diciendo: “La misma luz de los justos se regocijará; pero la lámpara de los perversos se extinguirá” (Pro 13:9).

 

La luz del justo continuamente se hace más brillante. Sin embargo, en el caso de los perversos, por más que dé la impresión de resplandecer su lámpara y, como consecuencia, por próspero que pueda parecer su camino, Dios hará que terminen en oscuridad, donde sus pies, con toda seguridad, tropezarán. Este es el resultado que le espera a aquel que invoca el mal contra su padre y su madre (Pro 20:20).

 

Otro caso, es cuando Bildad dio a entender que Job estaba escondiendo alguna maldad secreta, dijo en cuanto al inicuo: “Una luz misma ciertamente se oscurecerá en su tienda, y en ella su propia lámpara se extinguirá”. Más adelante, Bildad añade a su argumento lo siguiente: “No tendrá posteridad ni descendencia entre su pueblo”. En vista de que se dijo que Salomón, hijo de David, era una lámpara que Dios le había dado a su padre, el apagar la lámpara de alguien puede transmitir la idea de que tal persona no tendrá linaje para recibir su herencia.

 

  • También de manera figurada, el ojo de una persona es una “lámpara”. Jesús dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Por eso, si tu ojo es sincero; está todo en una sola dirección; está enfocado; es generoso”, todo tu cuerpo estará brillante; pero si tu ojo es perverso, todo tu cuerpo estará oscuro” (Mat 6:22, 23).

  • El ojo es como una lámpara porque permite al cuerpo andar sin tropezar o topar con algo. Naturalmente, Jesús pensaba en los ojos del corazón, como lo muestra el contexto.

  • Cuando en Proverbios 31:18 se dice de la buena esposa: “Su lámpara no se apaga de noche”, se emplea una expresión figurada que significa, que ella trabaja industriosamente por la noche e incluso se levanta antes del amanecer para trabajar más.

  • Según Proverbios 20:27, “el aliento del hombre terrestre es la lámpara de Dios, y examina cuidadosamente todas las partes más recónditas del vientre”. Lo que una persona “exhala” o expresa en público, sea bueno o malo, revela o arroja luz sobre su personalidad o lo más recóndito de ella.

 

Conclusión

Los lectores prácticos estarán propensos a decir: “¿Por qué tanto trabajo con un martillo, cuando habrían podido ser fundidas tanto más fácilmente, dado que ellos conocían perfectamente el proceso?”

 

La única respuesta que puede ser dada, es que fue hecho según la orden recibida. No tenemos duda de que habían motivos suficientes para una orden tan clara, si analizamos todo el Nuevo Testamento. El todo de aquel edificio sagrado estaba arreglado con miras de inculcar por medio de cada parte de su mobiliario, los grandes principios fundamentales de la revelación divina. Cada objeto era simbólico de alguna verdad importante que estaba por venir.

En vista de esto, la descripción detallada dada en este capítulo acerca del Candelero de Aceite y su uso en el Tabernáculo se convierte en un tema muy impórtate, y aunque hay unas pocas cosas que son meramente accesorios ornamentales, tales como las manzanas y flores, lo cierto es que también podríamos introducir estos aspectos en el acto de la creación de Dios, quien una vez más, demostró su inmensa sabiduría y bondad al introducir flores reales en el reino de la naturaleza para atraer y agradar al ojo del hombre.


Candelero de Oro