Desde la salida del pueblo de Israel de la tierra de Egipto, estos se encontraron con varios pueblos, con distintas creencias, leyes, costumbres y dialectos, lo cual hizo que los israelitas adoptaran características de estos pueblos, en su mayoría de la tierra de Canaán.
A ciencia cierta se sabe que el
pueblo de Israel no poseía una lengua propia, con la cual pudieran establecerse
como una nación lingüísticamente independiente; tal es el caso del patriarca
Abraham, quien hablaba acadio (Lengua que se hablaba en la mayoría de pueblos
en Mesopotamia) que obviamente hablaría su hijo Isaac y su nieto Jacob. Posteriormente
los israelitas, siendo esclavos en Egipto olvidaría la lengua de los patriarcas,
para adoptar la lengua copta (dialecto egipcio) para desenvolverse en esa región.
Más adelante, el pueblo de Israel conformaría su propio alfabeto con orígenes cananeos, dando lugar al dialecto hebreo como lengua oficial, lo que llevaría a los israelitas a formar un término con el cual nombrarían a Dios: YHWH, también conocido como el “Nombre Sagrado” o “El Tetragrama Sagrado”, que desde los tiempos del Éxodo hasta la actualidad, tienen prohíbo mencionar, ya que para los israelitas, es un privilegio único y poderoso mencionar ese nombre, privilegio que solamente se le daba al sumo sacerdote, al momento de que este entraba al Lugar Santísimo para ofrecer la ofrenda de expiación por todo el pueblo, una vez al año.
De hecho, se dice que el sumo
sacerdote no era el que hablaba por sí solo, sino el Espíritu de Dios era el
que descendía sobre él, para qué mencionara el nombre de Dios, para que luego,
al salir del Lugar Santísimo, el sumo sacerdote no recordara el momento en que
hizo mención del Nombre (Según el Talmud). Otro aspecto en el que se basa el
pueblo de Israel para no mencionar el nombre de Dios, es para no violentar el segundo
mandamiento, “No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano” (Éxodo 20:7) y la
purificación que se necesita para hacerlo, ya que se hace mención del Creador
Dios Todopoderoso y de su Gloria;
Entonces uno de los serafines voló hacia mí con un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas. Con él tocó mis labios y dijo: ¿Ves? Este carbón te ha tocado los labios. Ahora tu culpa ha sido quitada, y tus pecados perdonados.
Isaias 6:6 NTV
Por esta razón los israelitas
para poder evitar la blasfemia y la ira de Dios, optaban por usar el nombre
HaShem (que significa El Nombre) cuando citaban las escrituras o cuando realizaban
sus oraciones.