La Profanación de Bethel

Fue el primer santuario dedicado a Dios por Abraham al entrar a la tierra de Canaán (Genesis. 12:8), después de su regreso de Egipto (Genesis. 28:19; 39:6). Sin embargo, no fue Abraham sino Jacob quien le puso nombre al lugar para distinguirlo de la población cananea: «Llamó el nombre de aquel lugar Betel, aunque el nombre antiguo de la ciudad era Luz» (Genesis 28:19).

Bethel
Jusepe de Ribera - Galería online, Museo del Prado

Jacob tomó la piedra que había usado como cabecera y la puso en memoria de la visión que Dios le revelo durante la noche. Derramó aceite sobre ella para consagrarla (Genesis. 28:18). Luego de un tiempo, Jacob, ahora llamado Israel, estando en Padánaram, regreso aquel lugar para confirmar su nombre (Bethel), en donde volvió a colocar una piedra para realizar libaciones y echarle aceite encima (Genesis 35:1-15).

La tradición judía, indica que dicha piedra fue llevada al segundo Templo, donde sirvió como pedestal del Arca de la Alianza. Los primeros habitantes de esta ciudad ayudaron al reino de Hai durante la segunda batalla contra Josué (Josué 8:9, 12, 17). Al perder la batalla, Josué y los israelitas se apoderaron de Bethel dando muerte a su rey (Josué 12:9, 16), para ese entonces la ciudad aun poseía el nombre que tenia desde un principio, y la ocupo la tribu de Benjamín, en la frontera con Efraín (Josué 16:2; 18:13, 22). Los hombres de Israel acudían allí para consultar a Dios; erigieron allí un altar, ofreciendo sacrificios sobre él (Jueces 20:18).

La Profanación de Bethel
Después de la separación de las tribus por el pecado de Salomón, Bethel quedó incluido en el reino de Israel, gobernado por Jeroboam, quien instaló en el santuario de la ciudad un becerro de oro (1 Reyes 12:28-29), para impedir que los israelitas fueran a Jerusalén a adorar. La elección del lugar debió estar determinada por la fama del "lugar sagrado" que tenía entre los israelitas, consagrado por los patriarcas y la presencia del arca; solo así podía constituir un verdadero rival del Templo de Jerusalén. Un varón de Dios condenó este movimiento idolátrico y se rompió el altar (1 Reyes 13:3). Los profetas denunciaron igualmente el culto idolátrico de Bethel y a los que los practicaban, entre ellos Jeremías, Oseas y Amos.

Fue entonces cuando le pusieron el nombre de Bet-avén, que significa, "Casa de iniquidad, o de vanidad" (Oseas 10:5), a pesar de que Bet-avén era  una ciudad distinta, pero usaron su nombre para referirse a la idolatría de Bethel. En los días de la visita de Elías y Eliseo a Bethel, había una importante comunidad de "hijos de los profetas" que salieron a su encuentro (2 Reyes 2:3). Bethel para entonces había perdido su importancia como centro de culto rival. Pero tiempo después, un descendiente de Jehú, Jeroboam II, volvió de ir en pos del becerro de oro que estaba en Bethel, y engrandeció su culto. Después de la destrucción del reino del Norte por los asirios, uno de los sacerdotes que habían sido llevados cautivos de Samaria, habitó en Bethel por orden expresa del rey asirio, con el propósito de enseñar a los nuevos moradores cómo debían reverenciar al Señor, como "el Dios del país" (2 Reyes 17:28).

Algunos habitantes de Bethel retornaron del exilio babilónico con Zorobabel (Esdras 2:28); esta ciudad volvió entonces a manos de los benjaminitas (Nehemías 11:31). En el tiempo de los macabeos, la ciudad fue fortificada por Báquides para el rey de Siria (Josefo, Ant. 13, 1, 13).

Reyes de Israel
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Bethel en la Actualidad
Las ruinas de Bethel, llamada Beitín, se encuentran en la línea de división de las vertientes de Palestina, a 18 km. al norte de Jerusalén, en la cumbre de una colina que desciende hacia el sudeste, y ocupan unas 80 Ha. Existen allí abundantes restos arqueológicos e históricos.

Bethel
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