Alejandría y su Importancia Bíblica

Ciudad egipcia situada en el istmo entre el mar Mediterráneo y el lago Mareotis. La trazó el arquitecto griego Dinócrates de Rodas según un plano rectangular hipodámico. Fue construida por mandato de > Alejandro Magno c. 331 a.C., a fin de que se convirtiera en la capital de su imperio occidental. Alejandría llegó a ser muy populosa y eminentemente comercial gracias a su puerto. Su prosperidad se refleja en las conducciones subterráneas que llevaban el agua del Nilo a las casas, donde se depositaba, posaba y clarificaba en cisternas abovedadas. Las calles principales estaban adornadas con obeliscos y estatuas y contaban con porches para evitar a los caminantes los rigores del sol. También se convirtió en el centro cultural más importante y más dinámico del mundo antiguo, sucesor de los resplandores de la Atenas clásica, así como en la capital de la investigación académica del mundo helenístico.

Alejandría


La Deportación Judía

Tras la conquista de Jerusalén (312 a.C.) por Ptolomeo I, muchos judíos fueron deportados a Egipto e instalados principalmente en Alejandría, dando así origen a una importante e influyente colonia israelita. Ptolomeo I les concedió establecerse en igualdad de derechos con los griegos. Los helenos, como correspondía a la clase dirigente, habitaban en el centro de la ciudad, pero los judíos llegaron a ser mayoría en dos de los cinco distritos alejandrinos, donde vivían mezclados con la ciudadanía egipcia; disfrutaban de una jurisdicción propia, la gestión de sus propias finanzas y un consejo de ancianos presidido por un etnarca. 

Frente a la cultura helenística dominante la actitud de los doctores judíos parece haber sido ambivalente; si bien en general mantenían frente a ella una actitud conciliadora y de buena relación. En Alejandría vio la luz la traducción de la Biblia al griego, la Versión de los Setenta o Septuaginta; alejandrino es el origen del libro de la Sabiduría y también la traducción al griego del Eclesiástico; alejandrino fue el filósofo judío Filón, que reinterpretó las Escrituras a la luz de la filosofía griega, en algunos casos la condenaban tajantemente y exigían de los israelitas que se mantuvieran alejados de sus postulados. 

Uno de los rabinos del Talmud se expresa en términos impulsivos: «¡Maldito el hombre que cuida puercos, y maldito aquel que enseña a su hijo la sabiduría griega!». Alejandría se conviritó, después de Jerusalén, en el segundo hogar de irradiación judía en el mundo antiguo: los israelitas alejandrinos se extendieron más tarde hacia Cirene, en el Norte de África, así como Etiopía. Tal vez, como aconteció en otros lugares durante la primera expansión misionera del cristianismo, del seno de la comunidad judía alejandrina se formó la congregación cristiana de la ciudad, cuya fundación se atribuyó al evangelista Marcos, de quien se dice que allí sufrió el martirio (año 59-60 d.C.). Por el NT se sabe de la existencia de uno de los primeros judíos cristianos de Alejandría, llamado Apolos, varón elocuente, poderoso en las Escrituras (Hch. 18:24; 19:1). La misión cristiana originada en Alejandría extendió el Evangelio durante los primeros siglos de nuestra era por todo Egipto y llegó a penetrar en Nubia y Abisinia. En los primeros siglos del cristianismo fue especialmente famosa la escuela catequética de Alejandría, fundada por Panteno y dirigida sucesivamente por Clemente y Orígenes.