El Imperio de Macedonia

El reino de Macedonia se ubicaba al Norte de Tesalia, con una primera capital en Egas (Vergina) y más tarde en la ciudad de Pella. A diferencia de los griegos, los macedonios se dedicaban casi exclusivamente a la agricultura y tareas pastoriles. Las ciudades eran escasas, ya que casi toda la población residía en los campos. Por ello los helenos los veían como semibárbaros.



El Reinado de Filipo II

El comercio comenzó a desarrollarse con la colonización griega, instalada en las costas. A partir de entonces la cultura griega comenzó a influir sobre la rusticidad macedonia. Durante el reinado de Filipo II, Macedonia se convirtió en un estado poderoso. Había adquirido cierta formación en Tebas, donde residió como rehén de los beocios, y aprendió las técnicas militares de Epaminondas, en particular la línea oblicua de batalla, que tantos éxitos brindaría con el tiempo a su hijo Alejandro Magno. Observó asimismo el decaimiento progresivo de las poleis griegas, entre las que se encontraban Esparta, Atenas y la misma Tebas.


Al asumir el poder en Macedonia, Filipo II sometió a la nobleza y formó un poderoso ejército gracias a los recursos económicos derivados de la explotación de las minas de oro del monte Pangeo. Sus primeras acciones bélicas estuvieron encaminadas a la consecución de una salida al mar, desplazando a los griegos de los puertos macedonios. Una vez logrado este objetivo, continuó su camino hacia la conquista de Grecia.

Aprovechando la crisis griega, no le fue difícil apoderarse de las primeras ciudades del Norte del país. La mayor resistencia se encontraba en Atenas, donde Demóstenes organizó un frente antimacedónico. Para lograr disolver aquella alianza Filipo II se alió a los tebanos. Las fuerzas atenienses fueron derrotadas en el año 338 a.C. en Queronea. Al llegar a Tebas, se firmó la paz entre Macedonia y la ciudad de Atenas.


El ejército macedonio avanzó hacia Corinto a través del Peloponeso. Allí se reunieron representantes de todas las ciudades griegas, a excepción de Esparta, y Filipo expuso sus proyectos de conquista del Imperio persa, consiguiendo ser nombrado hegemón o general en jefe de la Liga de Corinto. Pero fue asesinado por un joven macedonio en el año 336 a.C., y su hijo Alejandro asumió el gobierno con solo 20 años de edad.


El Reinado de Alejandro Magno

Como todos los reyes macedonios, al subir al trono hubo de verter sangre para hacer valer sus derechos como heredero legítimo, en medio de las intrigas de su madre Olimpia y los altercados con Eurídice, segunda esposa de Filipo II. Pese a su corta edad estuvo a la altura de los acontecimientos, afianzó el poder macedonio sobre Grecia y comenzó la conquista del Imperio persa con solo 35.000 hombres. Aunque eran inferiores en número al ejército enemigo, su excelente preparación militar permitió a las fuerzas macedónicas lanzarse a aquella aventura.


Campañas Militares

La primera victoria macedónica tuvo lugar en Gránico (334 a.C.) y le dio a Alejandro el dominio de las costas del Asia Menor y la capacidad de bloquear el avituallamiento de la flota persa. En su camino hacia Siria el ejército macedónico venció al rey Darío III de Persia y su ejército de 100.000 soldados en la ciudad de Isso (Cilicia, 333 a.C.), quedando abierto el camino hacia Mesopotamia. Alejandro se dirigió hacia el Sur, conquistó Fenicia y llegó a Egipto, donde fue recibido como un libertador, debido al cansancio de los egipcios de la dominación persa. Allí fundó la ciudad de Alejandría.


Hacia el año 331 a.C. inició la etapa definitiva de sus conquistas. El ejército macedónico se dirigió hacia Mesopotamia, donde derrotó a los persas en Gaugamela. La huida de Darío dejó todas las ciudades a merced de los conquistadores. En una campaña relámpago tomó Drangiana, Sogdiana (Turquestán) y Bactriana (Afganistán) e invadió la India en 330-324, aunque al llegar al río Indo se vio obligado a detenerse debido a la negativa de sus generales de continuar adelante, cansados de tantos años fuera de su patria. La última fase de la vida de Alejandro estuvo determinada por un cambio decisivo de su carácter. Poco a poco fue abandonando sus costumbres griegas y adoptó el lujo y los honores orientales.


Instaló como forma de gobierno la monarquía absoluta de derecho divino, en la que él era el rey designado por los dioses. Sus proyectos alcanzaron entonces la desmesura: planeó una expedición alrededor de la península arábiga y otra para conquistar todo el Mediterráneo occidental, con lo que pretendía dominar el mundo entero. Pero sus últimos proyectos quedaron truncados debido a una grave enfermedad, tal vez la malaria, que le llevó a la muerte en Babilonia en el año 323 a.C.


Algunos suponen que murió envenenado. Muerto Alejandro sin heredero, el Imperio macedónico empezó a desmembrarse. Los generales comenzaron a disputarse entre sí los territorios conquistados, dando lugar a varios reinos: 

1. Egipto, gobernado por los Ptolomeos.

2. Macedonia, gobernada por los Antigónidas. 

3. Siria, bajo el poder de los Seléucidas. 

4. Otros reinos menores: Epiro, Ponto, Bitinia, Galacia, Bactriana, Partia, etc.


En cada uno de ellos se instituyó el régimen monárquico absoluto, con una política fiscal opresiva. Las frecuentes guerras entre ellos y el lujo con que vivían sus monarcas propició el estallido de numerosos alzamientos populares. Ante esta situación, los estados helenísticos no pudieron detener el avance de los romanos durante los siglos II y I a.C.