Adán en el Nuevo Pacto

Las referencias a Adán en el NT como personaje histórico se refleja en (Lc. 3:38), en otros se le menciona como el primer hombre, no como nombre propio: 

  • Mateo 19:2-8
  • Marcos 10:6-8
  • Romanos 5:8, 15-19
  • 1 Corintios 15:22, 45
  • 1 Timoteo 2:13, 14
  • Judas 14

Adán

Una sola vez se lo cita en relación con Cristo (1 Cor. 15:45). Pablo formula la doctrina teológica sobre Adán, «cabeza de la humanidad caída», en analogía con Jesucristo, «cabeza de la humanidad redimida» (Ro. 5:12-20), quien por contraste es el nuevo y «último Adán» (1 Cor. 15:22-45). El Apóstol Pablo entiende que como el Adán original era la cabeza de toda la Humanidad, el padre de todos según la carne, también Jesucristo es constituido principio y cabeza de la familia espiritual de los elegidos, y potencialmente de todo el género humano, ya que todos están invitados a compartir su salvación. Así, el primer Adán es imagen del segundo, pero mientras el anterior transmite a su descendencia un legado de muerte, el último, por el contrario, trae el principio vivificante de la restauración. Cristo es el «último Adán», principio de la nueva creación que devuelve el hombre al paraíso, el que restaura el «árbol de la vida para la sanidad de las naciones» (Ap. 22:2). 

El primero y el segundo Adán ocupan la posición de cabeza con respecto a la Humanidad, pero con una diferencia: por la desobediencia del primero quedó viciado él con toda su estirpe, dejando a su posteridad una herencia de muerte, pecado, y miseria; el segundo por su obediencia obtiene para todos aquellos que se confiesan discípulos suyos una nueva vida de santidad y el premio eterno. 

Puede decirse que el contraste así formulado expresa el principio fundamental del cristianismo y encierra el núcleo de la propia doctrina de la salvación. Es principalmente en estos pasajes citados y otros de similar importancia (Mateo 18:11) donde se basa la doctrina fundamental: nuestros primeros padres fueron creados por Dios en un estado original de inocencia, y su restauración es el objeto de la resurrección. Todos los hombres viven por y en Cristo cuando nacen a él por la fe. Adán se convierte de este modo en un tipo de Jesucristo, que con su obediencia habría de reparar los estragos de la desobediencia. Por Adán entró en el mundo la muerte y el pecado (Ro. 5). En él todos pecaron y murieron. Por la transgresión de uno (Adán), muchos fueron hechos pecadores (Ro. 5:18). Por medio del segundo Adán, Cristo, los hombres son constituidos justos y reciben la vida eterna.