Es posible realizar un análisis muy preciso acerca de esta declaración que encontramos en Apocalipsis 2:17 sobre el mana, basándonos en el Éxodo y las enseñanzas de Jesús quien despejo todo tipo de dudas acerca de la teología judía. Para ello es importante resaltar que fue el mismo Jesús quien le revela esta promesa a Juan.
Cuando Dios les mando el mana en el desierto, todos eran conscientes de que era un pan único pero perecedero, teniendo como característica principal que “Venia del cielo”. De la misma forma, Jesús le dijo al pueblo de Israel en los tiempos del segundo Templo: “Yo soy el pan que descendió del cielo” (Juan 6:41). Esto nos indica que los dos vinieron de parte de Dios con una misma función “Dar vida”.
Todos sabemos que en el desierto, Israel se volvió un pueblo arrogante y carnal ante Dios, quien los perdono en una infinidad de ocasiones. Además los alimento personalmente con el mana que hizo descender del cielo, lo cual es confirmado por Jesús (Juan 6:31-32), pero les hace ver que ese no es el verdadero pan del cielo, ya que el mana alimentó al pueblo de Israel, pero esto no impío que murieran más adelante o que tropezaran en su fe (lo que también significo la muerte para algunos), porque solo los sacio físicamente; pero Jesús al ser el verdadero pan del cielo, trajo vida al pueblo de Israel; saciando espiritualmente a los que en el creían. Esto respalda el hecho de que no importando lo que le ocurra a una persona físicamente, siempre y cuando esta halla creído y se halla saciado de la palaba, nunca morirá por la eternidad que mora en él.
Yo soy el que da la vida y el que hace que los muertos vuelvan a vivir. Quien pone su confianza en mí, aunque muera, vivirá. Los que todavía viven y confían en mí, nunca morirán para siempre.
Juan 11:25-26 (BLS)
Este es el verdadero alimento representado por Jesús, que ha venido al mundo para darle vida a todos lo que deseen ser libres de la opresión del pecado (que los llevara a una terrible muerte), pero este mal que ha llevado cautivo a la humanidad desde tiempos antiguos, pierde toda la autoridad en aquellos que se sacian del pan de vida, porque estos son restaurados en sus fuerzas físicas, emocionales y espirituales, dándole lugar a la tan anhelada “Vida Eterna” siendo la vida terrenal, el espacio perfecto para la preparación que conduce a dicho regalo.
La preparación para la vida eterna es diaria, como lo fue la alimentación del pueblo de Israel en el desierto con el mana (Éxodo 16:4), siendo la palabra de Dios el alimento espiritual diario de cada creyente, en el que se encuentran los nutrientes necesarios (discernimiento, inteligencia, sabiduría) para echar a andar su vida espiritual y de esta forma poder afrontar toda clase de situaciones que intenten dañarle internamente.
Las defensas que proporciona la palabra, es mas que suficiente para vivir plenamente en esta tierra, para lo cual es necesario saciarnos y evitar las debilidades y las caídas constantes en la fe por la falta de sustento espiritual.
Este sustento es el único que puede combatir a la carne, porque esta se encuentra entregada a toda clase de placeres, pero el espíritu no lo esta, por lo tanto , es lo que se necesita para abstenerse de cometer actos que solo nos dañan al creyente.
Cuando analizamos el contexto del “Mana escondido”, notamos que es algo demasiado valioso como para estar oculto; pero cuando existe un deseo de tenerlo, se vuelve algo tan accesible. Este mana está escondido, no porque sea difícil de encontrarlo, sino que, no hay quien lo busque, dado que el hombre se opone a ello por la soberbia, la dureza de su corazón y por lo cómodo se siente al estar en la ignorancia que le ofrece este mundo, por este motivo el mana que trae vida, sigue oculto para muchos y es aquí donde el enemigo acostumbra cegar a las personas;
La buena noticia nos habla de la grandeza de Cristo, y Cristo a su vez nos muestra la grandeza de Dios. Ese mensaje brilla como la luz; pero los que no creen no pueden verla, porque Satanás no los deja.
2 Corintios 4:4 (BLS)
Actualmente la situación sigue siendo la misma no solo en el mundo, sino en la nación de Israel específicamente;
Ellos nunca entendieron esto. Por eso hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, no lo entienden. Es como si su entendimiento estuviera cubierto con un velo. Sólo Cristo puede ayudarlos a entender.
2 Corintios 3:14 (BLS)
Por este motivo las bienaventuranzas siempre fueron para aquellos que no tenían nada en este mundo (enfermos, huérfanos, viudas, leprosos y pobres), y los que lo habían perdido todo a causa del testimonio de Jesucristo ya sean judíos o gentiles, que al final terminaron teniéndolo todo, en la eternidad, al saciarse del mana que Dios les había mandado por medio de Jesús, para revelarles todos los misterios del reino de los cielos. Esa es la promesa que el Señor le hace a los que desean conocerle en verdad y le amen: A los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré a comer del maná escondido.-Apocalipsis 2:17